Mi columna en Expansión de esta semana se titula “Sin decoro” (pdf), y alude, lógicamente, al empeño desesperado de la ministra de Cultura por conseguir aprobar el reglamento de su ley en alguno de los últimos consejos de ministros de un gobierno en funciones, en plenos “minutos de la basura”, para así poder empezar a cerrar páginas. Una ministra que ha conseguido un récord que será difícil de batir: ser completamente impresentable desde su nombramiento – por una elemental cuestión de incompatibilidades nunca debió sr nombrada – hasta su salida del ministerio. Llegó aupada por una industria en busca de prebendas, incrementó la cuantía de las subvenciones en tiempo de crisis, y no se quiere ir sin terminar la tarea que le encomendaron: conseguir una ley que permita cerrar páginas cueste lo que cueste.
A continuación, el texto completo de la columna:
(Enlace a la entrada original - Licencia)Sin decoro
En el momento en que escribo esta columna es aún demasiado pronto para saber si el rumor que circula acerca de la posible aprobación del reglamento de la ley Sinde en el último Consejo de Ministros de la legislatura es cierto o no, pero la posibilidad de que lo sea hace que a una cantidad muy elevada de españoles entre los que me incluyo les hierva la sangre de pura indignación.
La maniobra supera toda capacidad de asombro: una ley Sinde que nació cuando los lobbies de la propiedad intelectual la colaron subrepticiamente en un paquete de medidas que nada tenía que ver con el tema, una celebración con champán en restaurante caro, y ahora, una aprobación en el último consejo de ministros de un gobierno en funciones. Los adjetivos se agolpan: antidemocrático, indignante, impresentable, vergonzoso, insultante, bananero, cobarde… ponga usted el suyo. Es la mayor tomadura de pelo a la ciudadanía que los políticos de un país podrían plantearse: digno de una película de serie B.La ley Sinde representa una manera de hacer política: de espaldas a los ciudadanos, y favoreciendo los intereses de una panda de delincuentes que han demostrado sobradamente que para ellos, el fin justifica los medios. Si para imponer su enfermiza y trasnochada visión del copyright como herramienta de castigo y restricción – frase no mía, sino de la Vicepresidenta y Comisaria de Agenda Digital de la Comisión Europea, Neelie Kroes – necesitan arrastrar por el barro los principios más básicos de la democracia, no les importa lo más mínimo hacerlo.
¿Y al final impera la lógica y ese último consejo de ministros pasa sin más? En ese caso, el gobierno entrante deberá demostrar lo que ya han expresado muchos miembros del partido popular, y sus juventudes de manera masiva: que aprobar la ley Sinde fue un error, y que debe ser derogada. Sinde, de "sin decoro". De "sin democracia". Un tiempo para olvidar.
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Si después de hacer tu comentario este no aparece, no se trata del espíritu de Dans que anda censurando también aquí, es que se ha quedado en la cola de aceptación. Sacaré tu mensaje de ahí tan pronto como pueda, si bien el supersistema este tampoco me avisa de estas cosas, por lo que tengo que estar entrando cada cierto tiempo a ver si hay alguno esperando. Un inventazo, vaya.