24 mayo 2014

Cuando ya no puedes fiarte de las noticias (o por qué una red neutral es imprescindible)

IMAGE: Santitep Mongkolsin - 123RFUn interesante estudio de Pew Research Center demuestra hasta qué punto el debate sobre la neutralidad de la red en los Estados Unidos está siendo eliminado de la luz pública gracias a la omisión interesada de toda noticia referente al tema por parte de las televisiones, parte obviamente interesada en el tema.

Un muestreo realizado sobre 2.820 programas de noticias emitidos entre enero y mayo muestra que el debate sobre la neutralidad de la red, un tema fuertemente controvertido, fue mencionado en tan solo veinticinco ocasiones, de las cuales seis tuvieron lugar en Al Jazeera America, no precisamente el canal más popular. A todos los efectos, si un norteamericano quiere informarse sobre la neutralidad de la red, solo puede hacerlo a través de la red: el resto del panorama informativo que podría representar una parte mayoritaria de su dieta informativa ha sido, de manera efectiva, censurado.

¿Hasta qué punto están filtradas o condicionadas las noticias que recibimos? ¿A nadie en España le llama la atención la auténtica basura sesgada que emiten Antena 3 y La Sexta, propiedad de Jose Manuel Lara, cada vez que hablan de temas como internet o los derechos de autor? ¿O hasta qué punto desaparecen o son filtradas las noticias referentes al vergonzoso canon de la AEDE (que es además parte del problema) en los medios pertenecientes a esa asociación? ¿Cómo pueden todos los medios y periodistas españoles quedarse tan tranquilos cuando tres de los medios más importantes del país cambian en menos de un mes sus directores y su línea editorial?

Que los medios de comunicación tengan una línea editorial definida es algo que entra dentro de lo razonable, o tal vez de lo inevitable. La línea editorial de un medio forma parte de su identidad, y en muchos casos, se convierte en uno de los criterios por los que sus lectores y espectadores los eligen: curiosamente, las personas prefieren que la realidad les sea presentada de maneras que refuercen sus creencias y sus valores, en lugar de optar por la objetividad, la imparcialidad o la presentación aséptica. Pero que algunos medios directamente sustraigan noticias relevantes del debate público en función de sus intereses económicos o empresariales resulta mucho más grave, porque no responde a un interés ideológico, sino a una prostitución directa de su función informativa.

En un país como España, en el que el panorama mediático ha sufrido un progresivo proceso de concentración, la obsesión del gobierno con los medios ha llegado a un punto verdaderamente preocupante. Si quieres que un problema se diluya o desaparezca, no tienes más que evitar su presencia en los grandes medios, y para eso, en nuestro país, tienes que hablar cada vez con menos personas. Si aunamos a eso la dependencia de esos medios de factores como la publicidad institucional o la posibilidad de obtener recursos de empresas de internet, el panorama aparece cada vez más claro. En ese contexto, el reciente interés por criminalizar el uso de las redes sociales aludiendo a una supuesta “impunidad” de las mismas no muestra más que un interés por poner bajo control uno de los pocos espacios que quedan en los que las personas pueden comunicarse con libertad.

La red es, cada día más, el recurso fundamental para intentar mantener la calidad democrática de un país. El único sitio en el que las barreras de entrada son suficientemente bajas como para que una persona o grupo de personas pueda informar de una manera independiente, sin tener que someterse necesariamente a presiones o intereses. Y la neutralidad de la red es, precisamente, lo que podría comprometer el valor de la red en ese sentido. Por el momento, cualquiera puede abrir una página en la red y hablar de lo que estime oportuno, con el punto de vista que le parezca más adecuado, independientemente de lo que opinen las empresas de telecomunicaciones que soportan las infraestructuras necesarias para la difusión de esa información. Una vez que la neutralidad de la red desaparece, ese principio también lo hace, y pasaremos a ver cómo solo aquellos medios en la red que pueden pagar la tasa son los que salen en la foto, mientras los demás se diluyen y desaparecen.

Ese, y no otro, es el verdadero valor de la neutralidad de la red. Y esa, y no otra, es la amenaza que estamos viviendo hoy. Tardamos muchos años en conseguir un medio como la red. Pero podríamos tardar muy pocos en matar su principal propuesta de valor.




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