28 diciembre 2008

La prensa y su annus horribilis

El algodón no engaña. Cabeceras de todo el mundo, algunas de ellas históricas, se ven abocadas a soluciones drásticas que van desde la reducción hasta el cierre. Puedes hasta seguirlo en Twitter. La American Society of Newspaper Editors propone eliminar “paper” de su nombre. En España, una página recoge la actualidad de la crisis de los medios, intentando actualizar sobre un mapa cada ERE y cada cierre. Huelgas. Recortes. Pérdidas de rigor y calidad. Usuarios habituales de prensa papel la abandonan definitivamente. Por primer año, la encuesta de Pew Research Center refleja que los americanos recurren para informarse a Internet antes que a la prensa tradicional: en algunos segmentos de población, como los adolescentes, es tan difícil imaginárselos leyendo un periódico de papel como imaginar un santo cargando con dos pistolas. Ante quince minutos de tiempo libre, se les ocurren muchas otras cosas que hacer antes de ponerse a abrir un periódico.

No, la sustitución completa de una tecnología es un fenómeno muy extraño. Los periódicos en papel no desaparecerán, como no desapareció la radio. Pero la radio era una cosa a principios de siglo, y es otra completamente diferente - y mucho más pequeña en términos de atención - a día de hoy, y la prensa escrita va seguramente por el mismo camino: por el de trasladarse a un medio diferente donde los modelos de ingresos están todavía por inventar, y donde seguramente no den como para mantener las estructuras que mantenían en el papel, cuando la mayoría de los usuarios se acercaban a un quiosco puntualmente para pagar por su copia. En un entorno de crisis, los costes percibidos como superfluos se reducen, y para muchos, la prensa en papel ha pasado a ser precisamente eso, un coste superfluo que recortar. La publicidad también se reduce, a manos de la propia crisis o de un equivalente online que ya deja fuera, en algunos mercados, a un muy escaso segmento de la población (el menos interesante comercialmente hablando) y que posibilita un nivel de información y de segmentación claramente superiores. Y el siguiente medio en caer está muy claro: es la televisión, la misma que ya empieza a financiarse recurriendo directamente a la estafa y que no sirve para llegar a determinados segmentos de la población.

Los medios tradicionales languidecen ante la pujanza de la red de redes. ¿Es bueno? ¿Es malo? ¿Es ley de vida? Simplemente, es.

NOTA: Esta entrada se ha beneficiado de la inestimable colaboración de Pepe Cervera y su magnífico criterio seleccionando noticias para los amigos.

(Enlace a la entrada original - Licencia)

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