La privacidad es el argumento fundamental que se esgrime para intentar explicar la arrolladora popularidad de Google+ frente a Facebook (más de veinte millones de usuarios en las primeras tres semanas). Según muchos analistas, Google, tras un riguroso y pormenorizado estudio de las características de Facebook, habría diseñado una manera de incidir precisamente en aquello que más usuarios reclaman: el control sobre la privacidad, sobre quién ve qué partes de tu información.
La cuestión resulta curiosa cuando se suele comentar que en torno a un 70% de los usuarios de Facebook nunca modifican sus opciones de privacidad, sino que mantienen las que vienen configuradas por defecto. ¿Es la privacidad realmente un tema tan acuciante para todos o la mayoría de los usuarios de redes sociales? ¿Somos los que hemos adoptado Google+ un subconjunto de gente más preocupada o sensible con respecto a la privacidad que el resto de los usuarios? ¿O es tal vez otra variable relacionada, pero diferente?
Para mí, la cuestión no está en la privacidad, sino en el nivel de control. Mientras Facebook plantea una exhibición de lo que haces o de lo que subes a dicha red, Google+ posibilita algo completamente diferente: la idea de constituir un continuo entre la comunicación completamente privada (un correo electrónico con uno o varios usuarios), y la completamente pública (una entrada en Google+ en modo público). En el medio, una vasta gama de grises: podemos compartir solo con algunos círculos, con unos pocos usuarios, e incluso controlar que estos a su vez lo compartan o que permanezca en el ámbito privado – exceptuando, lógicamente, que la persona tenga verdadera voluntad de hacerlo y recurra, por ejemplo, a la siempre disponible captura de pantalla. La sensación en Google+ no es de privacidad, sino de control: ese control que en Facebook nunca hemos tenido impresión de tener, a pesar de ser una red en la que el control se esgrime como variable definitoria y en la que todos nos movemos prácticamente con el carnet en la boca. Muchos de los críticos de Facebook esgrimen precisamente como problema la sensación asfixiante de control que la compañía ejerce sobre sus usuarios. ¿Peca Facebook de excesivo control ejercido sobre sus usuarios mientras da a estos poco control sobre su interacción?
El hecho de que Facebook fracasase a la hora de lanzar su herramienta de correo electrónico, mientras que la integración entre Gmail y Google+ funcione perfectamente a todos los niveles (tras regular los mensajes que queremos recibir de la red si es que tu actividad es mucha) acrecienta esa sensación de que lo que importa no es la privacidad, sino otro tema: la sensación de retomar el control de nuestra comunicación. Un control que, frente a las nosecuántas páginas y opciones que hay que configurar en Facebook para pretender que lo tenemos, aparece en la red de Google de una manera prácticamente natural.
Unamos a esto unos cuántos errores más por parte de Facebook, y ya tenemos la clave: no es la privacidad, al menos no entendida según su definición canónica. Es el control que podemos ejercer sobre nuestra comunicación: la sensación que tenemos con respecto al mismo y la manera y facilidad con la que sentimos que podemos ejercerlo. Básicamente, un tema de diseño de interacción y de interfaz. Y por parte de Google, un gran acierto.
(Enlace a la entrada original - Licencia)
0 comentarios:
Publicar un comentario
ATENCIÓN: Google ha metido en Blogger un sistema antispam automático que clasifica como spam casi lo que le da la gana y que no se puede desactivar.
Si después de hacer tu comentario este no aparece, no se trata del espíritu de Dans que anda censurando también aquí, es que se ha quedado en la cola de aceptación. Sacaré tu mensaje de ahí tan pronto como pueda, si bien el supersistema este tampoco me avisa de estas cosas, por lo que tengo que estar entrando cada cierto tiempo a ver si hay alguno esperando. Un inventazo, vaya.