La convocatoria de elecciones anticipadas el día veinte de noviembre trae consigo la vuelta al panorama político de la iniciativa #nolesvotes. El contador se ha reiniciado.
Desde su aparición el pasado quince de febrero de 2011 (sí, parece mentira que hayan pasado tantas cosas en tan poco tiempo), #nolesvotes ha estado esperando su momento. Un momento que claramente se vinculaba con unas elecciones generales. Unas elecciones que definen, más que nunca, el momento de los ciudadanos. Tu momento. Ciudadanos que se han expresado con claridad saliendo a la calle y protagonizando el desarrollo del movimiento 15M, los llamados “indignados”, que a día de hoy concita el apoyo de una amplia mayoría de la sociedad española.
Sí, repítelo en voz alta: una amplia mayoría de la sociedad española está con el 15M. Y no, no lo digo yo. Según el Barómetro de primavera elaborado por el Gabinet d’Estudis Socials i Opinió Pública (GESOP) publicado por El Periódico, el 64,1% de los encuestados comparten sus reivindicaciones, y el 88% cree que son la expresión de un malestar general. Según la encuesta de Metroscopia publicada por El País, “el 90% de los ciudadanos pide cambios en los partidos para que atiendan a lo que piensa la gente”, “el 66% declara que siente más bien simpatía hacia ese movimiento” y “una inmensa mayoría (81%) considera que los ‘indignados’ tienen razón”. Según el Barómetro del CIS, un 70% de los ciudadanos españoles simpatizan con el 15M. No, no hablamos de cuestiones superficiales, de anécdotas o de frivolidades: hablamos de un apoyo real, efectivo, claro y contundente. De la opinión de la mayoría de los ciudadanos españoles.
El momento es este. El momento de que la presión ciudadana obligue a los partidos políticos a introducir de forma clara e inequívoca las demandas del movimiento en sus programas, y de aplicar después la presión ciudadana para que esas promesas no se queden en simples promesas, para controlar fehacientemente su desarrollo. Ya hemos conseguido muchas cosas. No podemos permitirnos fisuras. Y mi opinión, ya expresada en varios artículos, es la que sigue: el movimiento ha representado lo único que podía representar para alcanzar un nivel de consenso como el que ha conseguido: agrupar a una amplia variedad de ideologías. El mensaje superficial de “el 15M es un movimiento de izquierdas” parte de un análisis erróneo, incapaz de separar los dos tipos fundamentales de reivindicaciones: las metodológicas frente a las ideológicas. Los cambios en la metodología de la democracia los compartimos prácticamente todos, nos hacen unirnos para salir a la calle, y nos refuerzan como movimiento ciudadano. Son los verdaderos cambios que diferentes partidos, independientemente de su ideología, podrían llevar en su programa. Son, como llevo copiando y pegando desde hace innumerables entradas, peticiones claras y concisas: una nueva ley electoral, políticos transparentes, preparados y no corruptos, separación efectiva de poderes, y controles ciudadanos para la exigencia de responsabilidad política.
Lo demás, aunque pueda ser MUY importante (que por supuesto lo es), no son problemas, sino síntomas. Son consecuencias. Podemos quejarnos de los bancos, de sus rescates con dinero público y del control que ejercen sobre el poder político, pero eso no es un problema de entidad propia, sino un síntoma, una consecuencia de la falta de transparencia, de la corrupción y de la falta de controles ciudadanos. Podemos hablar de los desahucios y de la injusticia que supone que España tenga una legislación que favorece a los bancos frente a las personas en cuanto a la dación del inmueble y que no es así en muchos países, pero estamos en lo mismo: es un producto, una consecuencia de lo anterior, y solucionando lo anterior, consiguiendo cambios en la metodología democrática, podemos también solucionar esto. Y muchas cosas más.
Es imposible que estés de acuerdo con TODO lo que se pide en el movimiento 15M, porque reúne a todo un crisol de ideologías. Es perfectamente posible que estés en desacuerdo con mi visión personal: raro sería que coincidieras en todo conmigo, y malo sería que yo te lo pidiera. Podrás pensar que te pareces más o menos a los que piden unas cosas o las otras, o que hay muchas más peticiones importantísimas que introducir en la lista, o que ideológicamente el movimiento te pertenece a ti o pertenece a otros que son o no son como tú. Pero en realidad, da igual: si no te movilizas, si te centras en lo que nos divide en lugar de lo que nos une, perderemos fuerza. Lo que nos une es la exigencia inaplazable de cambios en la metodología democrática, y el momento de exigir esos cambios es AHORA: entre hoy y el veinte de noviembre, teniendo claro que no darás tu voto a aquellas formaciones políticas que no lleven en sus programas lo que la ciudadanía ha dejado perfecta y patentemente claro que exige.
No es el momento de tener dudas, de creer en oscuras conspiraciones ni de imaginar apoyos ocultos a vete tú a saber quién: a estas alturas, ya se ha demostrado todo lo que se tenía que demostrar. Solo los fanboys de los partidos insisten en estupideces y retuercen argumentaciones como armas arrojadizas con la misma suciedad y zafiedad que han hecho siempre, y que tan mortalmente nos aburre. No los escuches. Ignora sus consignas y sus descalificaciones vacías, y diles claramente que no les vas a votar, porque no te representan. Porque no llevan en sus programas lo que tú y lo que la mayoría de los ciudadanos les hemos exigido que lleven. Ponlos en la tesitura de pelearse por ver quién introduce más de estas demandas, so pena de ver como se fugan de sus encuestas una gran cantidad de votos. No les dejes “hacer guiños”, ni “prometer hasta meter y, después de metido, nada de lo prometido”, ni venderte su marketing vacío y superficial. Todo puede pasar. Somos los ciudadanos, y son nuestros votos los que deciden. Tomemos conciencia de ello. Se llama democracia.
Es el momento de los ciudadanos.
(Enlace a la entrada original - Licencia)
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