Mi columna de Expansión de esta semana se titula “Niños, redes sociales y mentiras” (pdf), y habla de la situación que genera la restricción de acceso a redes sociales basada en edad a una generación de niños que ven dichas redes sociales como una parte natural de su entorno. En España un menor puede tener perfil en una red social con autorización expresa de sus padres, pero lo que se comunica y se ejecuta en la práctica totalidad de los casos es la idea de la prohibición, la cancelación de cuentas siempre que se sospeche que efectivamente se trata de un menor de catorce años.
La columna está motivada por la idea de Facebook, avanzada esta semana, de levantar dichas restricciones y permitir abrir cuentas a los menores de trece años bajo la supervisión de sus padres, una idea que me parece puro sentido común y que supone poner las responsabilidades en donde realmente corresponden.
A continuación, el texto completo de la columna:
Niños, redes sociales y mentiras
Las mentiras colectivamente asumidas suponen un consenso social tácito. Por ejemplo: la ley española restringe que un menor de catorce años tenga cuenta en una red social. Sin embargo, basta un paseo por cualquier colegio español para ver cómo clases enteras de niños de diez u once años, tienen cuenta e interactúan en las redes sociales.
Las redes sociales son para ellos un entorno natural, una prolongación de sus relaciones, un “patio virtual” sometido a las mismas dinámicas que el patio físico. Hablamos de una generación que va a desarrollar una parte significativa de sus vidas en dichas redes, que van creciendo en su funcionalidad para complementar – no sustituir, salvo patologías – muchas de las cosas que hacemos.
La restricción de edad lleva a los niños a mentir, a inventarse perfiles varios años mayores. La mentira es generalmente aceptada por los padres, que temen enfrentarse a una posible exclusión social: “genial, mamá, voy a ser el único ‘pringao’ de clase que no tiene cuenta”. Sin embargo, la ley convierte este comportamiento en ilegal con el supuesto fin de proteger a los niños, lo que genera una dinámica perversa: la mayoría de los niños que son privados de su cuenta lo son por denuncias de sus compañeros, que usan este arma a modo de bullying postmoderno.
En realidad, prevenir problemas para los niños en las redes sociales es responsabilidad de sus padres, no de la ley. Como quien enseña a su hijo a cruzar por los semáforos o a no aceptar caramelos de extraños. Las redes sociales funcionan igual: debemos fomentar la comunicación e instar a los niños a comentarnos lo que hacen en ellas, a compartir sus dudas, miedos o preocupaciones.
Facebook se plantea abrirse a los menores de trece años. En España se lo impide una ley que todos nos saltamos. ¿Ganamos algo con eso? ¿Es razonable seguir manteniendo una mentira colectivamente asumida como tal?
(Enlace a la entrada original - Licencia)
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Si después de hacer tu comentario este no aparece, no se trata del espíritu de Dans que anda censurando también aquí, es que se ha quedado en la cola de aceptación. Sacaré tu mensaje de ahí tan pronto como pueda, si bien el supersistema este tampoco me avisa de estas cosas, por lo que tengo que estar entrando cada cierto tiempo a ver si hay alguno esperando. Un inventazo, vaya.