15 junio 2012

Promusicae y el recurso al pataleo

Promusicae difunde una nota de prensa en la que de manera absolutamente ridícula pretende hacer creer que lo que se juzgaba en este caso era la veracidad o no de mis opiniones sobre su posición monopolística, algo completamente falso. Lo que se juzgaba era mi derecho a publicar dicha opinión y si dicha publicación podía ser en modo alguno lesiva a su honor. Aquí no se juzgaba lo que yo decía, sino mi derecho a decirlo.

El pataleo de Promusicae demuestra que, en realidad, tienen un serio problema de entendimiento de las demandas que ellos mismos plantean: en algún punto se han perdido. Durante todo el juicio, Promusicae se dedicó, en efecto, a traer testigos y a solicitar pruebas que pretendían demostrar que no operaban en régimen de monopolio. Mientras tanto, mi abogado, la fiscal y la mismísima juez en su sentencia se dedicaron a discutir únicamente lo que estaba en litigio: mi libertad de expresión y mi derecho a publicar mis opiniones en mi blog personal. Dicho de otra manera: aunque no debería hacer falta explicarlo, hablamos de un caso de libertad de expresión en blogs, en ningún caso de uno de derecho de la competencia.

La cuestión salta todavía más a la vista cuando pensamos que fue la propia Promusicae la que me denunció a mí por infracción a su honor. ¿Qué quiere decir esto? Sencillamente, que lo que pretendían que se juzgase era si yo, efectivamente, podía decir lo que decía. Y eso, estimados señores de Promusicae, es ni más ni menos lo que dice la sentencia: que SÍ estoy en mi derecho a decirlo, por mucho que a ustedes les pueda fastidiar. Que estoy en mi derecho a opinar que operan ustedes en régimen de monopolio, a opinar que manipulan las listas de éxitos y a opinar que RitmoNet es un medio más para preservar dicho monopolio al privar de su uso a las discográficas independientes que no pertenecen a Promusicae. Lo opinaba y, después del juicio, lo sigo opinando. Más aún, si cabe.

La veracidad de esas opiniones, muy señores míos, no se discute en un juicio por presunta infracción al honor. Se discute en otro foro, en el que entiende de esos temas, en el lugar adecuado para dirimir esa cuestión. Y no se preocupen: tendremos oportunidad de discutirlo y de ver quién tenía realmente razón. Como dice el coloquialismo norteamericano, “it ain’t over till the fat lady sings”, ya tendrá tiempo Promusicae de pensar si realmente hizo bien en abrir este debate. Pero en esta ocasión y en este juicio en concreto que nos ocupa, la cosa es tan sencilla como esto: si el juez me hubiese condenado, ustedes habrían ganado el caso y yo lo habría perdido. Pero como el juez ha desestimado su demanda, ustedes pierden, y yo gano. No lloren, no pataleen, y no se compliquen la vida con interpretaciones peregrinas: yo gano, ustedes pierden. No hay más.

Y en cuanto a mi credibilidad, no se preocupen: yo tengo la mía, ustedes la suya, y todo el mundo puede verlas. Dentro de un par de años, ya veremos dónde sigue mi credibilidad y dónde está la suya. Suponiendo que sigan ustedes ahí.



(Enlace a la entrada original - Licencia)

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