No soy experto en políticas de inmigración, y sé, o como mínimo intuyo, que conllevan negociaciones bilaterales y temas complejos relacionados con tratados, diplomacia, reciprocidades y una amplia variedad de cuestiones. Sin embargo, hay algo de lo que sí sé, de lo que ya he escrito en otras ocasiones y que me cuentan que han visto utilizado hasta como publicidad en academias: hablo de las dificultades que conlleva, en el mercado de trabajo español, intentar acceder a determinados perfiles profesionales, concretamente los relacionados con la programación. Es un problema con el que me he encontrado en numerosas ocasiones, que me han comentado numerosos emprendedores, y que observo habitualmente en mi día a día: en España resulta enormemente difícil encontrar programadores con el perfil adecuado, debido a una combinación de factores entre los que se encuentran un inadecuado enfoque en universidades y escuelas técnicas, y una mala imagen social del programador en general, identificado con trabajos mal pagados o escasamente apreciados. Sin duda, una marcada disonancia entre lo que muchas empresas necesitan, y lo que el mercado de trabajo ofrece, apoyada además por la confusión reinante en torno a las características del perfil, su remuneración, etc.
Pero la guinda del pastel la vienen a poner, además, las políticas de inmigración de nuestro país: en España, no solo es muy difícil encontrar un programador, sino que además, ¡¡es casi imposible traérselo de fuera!! Me comentan evidencias que apuntan a que si ya era difícil conseguir permisos de trabajo para perfiles de este tipo en un entorno de inmigración que practica una selección nula sobre los candidatos que incorpora; ahora, con el incremento en las cifras del paro, se ha puesto si cabe todavía más complicado. He visto casos de empresas en las que han intentado traerse, por ejemplo, a programadores norteamericanos, y que han visto sus solicitudes reiteradamente denegadas. Algo que no hace más que añadir dificultades al problema ya existente: si quieres crear valor en España en el ámbito de la tecnología, algo de por sí ya muy complicado, además resulta que, cuando intentas traer un tipo de inmigración que aporta un valor indudable por su formación y por la escasez de perfiles similares en el mercado de trabajo español, te encuentras con la solicitud de inmigración denegada y sin poder cubrir el puesto que necesitas para el desarrollo de tu actividad.
La política de inmigración española nunca ha sido especialmente selectiva, pero que además dificulte la contratación de personal para puestos tecnológicos, algo que debería específicamente fomentar (posiblemente incluso siguiendo esquemas como el desarrollado en los Estados Unidos mediante las visas H-1B, aprendiendo de las críticas que ha ido recibiendo durante su período de aplicación), ya es algo que incide directamente en la competitividad y en el déficit tecnológico de nuestro país. Un tema que, indudablemente, debería recibir la atención y las respuestas adecuadas por parte de la Administración.
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Si después de hacer tu comentario este no aparece, no se trata del espíritu de Dans que anda censurando también aquí, es que se ha quedado en la cola de aceptación. Sacaré tu mensaje de ahí tan pronto como pueda, si bien el supersistema este tampoco me avisa de estas cosas, por lo que tengo que estar entrando cada cierto tiempo a ver si hay alguno esperando. Un inventazo, vaya.