La red se puebla de mensajes intranquilizadores acerca de la profunda crisis que nos rodea. La presentación de Sequoia Capital, encabezada por un siniestro “RIP Good times“ amenaza con romper algún tipo de record de visitas, embeds y enlaces entrantes para un material de ese tipo, y los comentarios agoreros sobre el fin de la época expansiva recuerdan poderosamente a la crisis puntocom de los primeros años del siglo.
Pero hay diferencias. En realidad, hay muchas y poderosas diferencias. Vivimos una crisis financiera, no tecnológica, en la que los castillos en el aire los edificaron los banqueros, no los tecnólogos. Que la crisis suponga un enfriamiento global, un parón fuerte de casi todas las actividades (excepto las más contracíclicas) es algo que deja al sector tecnológico en una situación parecida a la de muchos otros sectores, sin ninguna connotación especial derivada de algún tipo de exceso cometido en tiempos pasados. Nada en esta crisis recuerda a la de las puntocom. La mayoría de las startups que hemos ido viendo en estos años, incluyendo las que sitúan su expansión en los años más fuertes de la crisis, cuando hablar de Internet delante de inversores era como mentar a la bicha, se han caracterizado por el control de costes y la prudencia, no por la exageración burbujeante característica de los noventa.
Mi impresión es la misma que ayer comentaba Joi Ito: “don’t panic”. Donde no había un calentamiento excesivo, no cabe un enfriamiento brutal. Sí, la crisis nos afecta a todos. Será mucho más difícil conseguir dinero, con lo que las startups, sobre todo aquellas que estén en fase pre-revenue, puede que lo pasen mal. Las que ya facturen, dependerán de la priorización de gastos que hagan sus clientes en su categoría: las que vivan de la publicidad, aunque crecerán más despacio, no dejarán de hacerlo, porque la crisis impulsará a más empresas a llevarse una parte más importante de su publicidad a Internet, un medio que se presenta como más accesible, más mesurable y, en muchos casos, más homologable a un canal de acción y comunicación directa con los clientes. La publicidad siempre cae en épocas de crisis, pero ese descenso se compensará en parte con una mayor asignación a Internet, lo que posibilitará que el medio se mantenga en porcentajes de crecimiento positivos. Es tiempo de recortar costes, de intentar levantar capital con más dificultades y planteando asunciones realistas, y de enfocarse hacia un escenario en el que el viento ya no empuja como empujaba antes. De ahí a la catástrofe y la parálisis, va un trecho: como dicen en Monkey_Bites, la industria se apretará el cinturón, pero eso no detendrá la innovación en la web ni la posibilidad de que las buenas ideas se materialicen.
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Si después de hacer tu comentario este no aparece, no se trata del espíritu de Dans que anda censurando también aquí, es que se ha quedado en la cola de aceptación. Sacaré tu mensaje de ahí tan pronto como pueda, si bien el supersistema este tampoco me avisa de estas cosas, por lo que tengo que estar entrando cada cierto tiempo a ver si hay alguno esperando. Un inventazo, vaya.