Los libros de Seth Godin tienen la extraña capacidad de resultar provocativos incluso cuando aún no has llegado a leerlos. Son libros que se explican rápido, cuya propuesta, tesis o idea central puede plasmarse casi en una sola frase, aunque posteriormente la experiencia de su lectura nos confronte con páginas a las que les sobra muy poquito (no solo porque sean habitualmente cortos, sino porque lo que aparece rodeando a la idea central suelen ser cuestiones y ejemplos que la arropan muy bien).
El caso de “Tribes“, su último libro, parece seguir el mismo camino. La tesis central es clara: habla de liderazgo, de cómo determinadas personas y organizaciones son capaces de organizar a su alrededor grupos de seguidores que, con actitudes positivas o negativas, amplifican el impacto de sus acciones, anuncios, lanzamientos o reflexiones. Un liderazgo que para nada, además, se limita a la parte alta de la distribución, a quienes son capaces de acumular ingentes números de seguidores o fans, sino que funciona también perfectamente en los pequeños números y las distancias cortas. En cierto sentido, la idea de liderazgo empieza a alcanzar significados muy distintos con respecto al tradicional esquema de persona subida en un atril y dirigiéndose a las masas: el liderazgo hoy se expresa a través de una panoplia de herramientas difusas, de una amplísima red social conformada por un conjunto de medios y canales que nos rodean. Lo que una persona escribe llega de manera inmediata a los lectores del medio en el que lo publica, y su impacto puede ser mayor o menor en función de la audiencia del mismo. Pero tras esa publicación, aparece el fenómeno de la replicación, del comentario, de la difusión a través de redes sociales, de otros blogs que lo comentan o lo listan en su blogroll, de Twitter, de listas de correo, de comentarios, de foros… toda una madeja dispersa e incontrolable - puedes trazarla, seguirla, medirla, pero no aspirar a controlarla - que da forma a un fenómeno que, en algunos casos, llega a tener más trascendencia que la publicación original. De hecho, algunas marcas o personas son especialmente hábiles a la hora de apalancar sus efectos, consiguiendo que multipliquen el posible impacto de una campaña tradicional, y dotándola en ocasiones de implicaciones que van mucho más allá de las vinculadas al producto o idea en cuestión. Una red dispersa, difícil de construir y de administrar (aunque el propio Seth acuñe el concepto de “tribe management“), que suele aparecer y desarrollarse de manera espontánea a lo largo del tiempo, y que sigue sus propias reglas, su propias dinámicas, sin dejar demasiado margen al control ni a la planificación que los medios y canales convencionales ofrecían en tiempos pasados.
Seth responde a diez preguntas de Hugh Macleod en “Tribes: ten questions for Seth Godin“, y la entrada me ha parecido una lectura muy interesante.
(Enlace a la entrada original - Licencia)
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Si después de hacer tu comentario este no aparece, no se trata del espíritu de Dans que anda censurando también aquí, es que se ha quedado en la cola de aceptación. Sacaré tu mensaje de ahí tan pronto como pueda, si bien el supersistema este tampoco me avisa de estas cosas, por lo que tengo que estar entrando cada cierto tiempo a ver si hay alguno esperando. Un inventazo, vaya.