31 enero 2011

O Twitter só não faz revolução. Mas ajuda. ? En la revista Veja (Brasil)

Rafael Sbarai, de la revista Veja, una de las más populares de Brasil, me envió por correo electrónico algunas preguntas acerca del efecto de la web social en los recientes brotes de insurgencia en Túnez y Egipto. El artículo completo se titula O Twitter só não faz revolução. Mas ajuda. A continuación, como hago habitualmente, el intercambio completo de preguntas y respuestas que nos cruzamos:

P. ¿El uso de Twitter puede causar revoluciones en cualquier país?

R. El uso de Twitter no causa revoluciones. Las revoluciones suelen tener causas profundas, que provienen de circunstancias o bien profundamente indignantes, o bien muy prolongadas en el tiempo. La revolución tunecina, por ejemplo, surge tras más de dos décadas de dictadura liberticida, de saqueo económico del país y de condiciones de degradación progresiva de la economía con un desempleo elevadísimo y unas perspectivas de futuro frustrantes. Los diferentes elementos de la web social pueden actuar como un catalizador o un conductor de información de primer nivel y llegar a tener una gran importancia, pero no provocan revoluciones.

P. ¿Cuál es el papel de Twitter en las manifestaciones contra los gobiernos?

R. La web social – Twitter, Facebook, los blogs – juegan un papel de elemento catalizador. Las dictaduras, por norma general, se asientan en dos elementos: en primer lugar, un férreo control de los flujos de información dentro del país, con fuerte censura a la prensa y a los medios de comunicación. En segundo, el apoyo, beneplácito o indiferencia del entorno externo, de otros países. La web social socava precisamente estos dos elementos: por un lado, genera canales de comunicación prácticamente imposibles de controlar, que escapan a la censura. Por otro, tangibiliza las protestas en el exterior, a través de la información emitida desde el país y reverberada por los colectivos emigrantes, lo que impide la indiferencia y dificulta el apoyo de países extranjeros. Esos dos elementos hacen que en un mundo hiperconectado por una web social, los tiempos sean cada vez menos propicios para los regímenes dictatoriales.

P. ¿Qué papel pueden tener estas tecnologías (móvil, teléfono, fax, blogs, Twitter, Facebook) en los asuntos relacionados con las protestas contra los gobiernos?

R. Los móviles, los teléfonos o el correo electrónico tienen obviamente un papel de coordinación. Pero los blogs, Twitter o Facebook se mueven más en el campo de la difusión viral de información, del establecimiento de canales de comunicación de muy difícil control. No hay más que ver la obsesión de la dictadura tunecina por conseguir el control de los blogs, de las cuentas de Twitter o de las páginas de Facebook, incluso obligando a los usuarios a facilitar las contraseñas, para poder cerrarlas. Pero ese control resulta imposible, porque supone tratar de censurar algo completamente distribuido.

P. ¿Cómo hacer que la gente lleve las protestas del mundo virtual al mundo real?

R. La cibermanifestación es sencilla, todo está a golpe de un clic. Pero que ese tipo de manifestaciones virtuales pasen a la calle requiere de un elemento que no tiene nada que ver con lo virtual: precisa de una situación que lo desencadene, de un abuso patente, de unas condiciones insoportables, de unas injusticias manifiestas. La gente sale a la calle cuando de verdad se ven amenazados en sus derechos fundamentales, y la tecnología por tanto únicamente actúa como catalizador, como forma de que la gente visualice que no están solos, que hay otros que piensan como ellos. La reacción no se provoca sin sustrato, pero el catalizador la acelera.

P. Tecnologías de cambio, pero sigue siendo la ansiedad de la prensa y la sociedad para encontrar un salvador (¿en caso de que el dispositivo es el momento de Twitter?)

R. Tecnologías que fundamentalmente disminuyen las barreras de entrada y distribuyen de manera radical los posibles puntos de control. En un país tienes un número de medios finito, y un gobierno dictatorial puede controlarlos a todos. Pero cuando cada persona es potencialmente un medio de comunicación con capacidad para dar noticias de última hora, aportar fotos, vídeos, etc. y todo elo está prácticamente al alcance de cualquiera mediante un uso sencillo, el control se vuelve imposible. Los medios convencionales mantienen un papel de “curación” de la información, de solidificación, de verificación de fuentes, de rigor, pero el pulso informativo pasa a provenir de los medios sociales.

(Enlace a la entrada original - Licencia)

Cuatro gatos

Cuatro gatos. Esa, con esas mismas palabras, es la teoría que el Partido Popular, siguiendo los postulados de Jose María Lassalle, ha asumido con respecto a las voces críticas con la “ley Sinde” en Internet: son cuatro gatos.

Me cuentan fuentes internas que según los “sesudos estudios” de Lassalle, convertido en asesor, delfín y mano derecha de Mariano Rajoy, la web social provoca un intenso efecto de amplificación que oculta el hecho de que, en realidad, las voces críticas provienen de cuatro gatos mal contados. Ruidosos, pero cuatro gatos. Algo que un partido político serio no tiene que tener en cuenta, porque cuantitativamente, a la hora de reflejarse en encuestas, en votos o en presencia, resulta completamente irrelevante. Un coste político perfectamente asumible, y más en un momento en que todas las encuestas parecen sonreír.

Mucho Twitter, mucho Facebook, mucho blog, pero al final, eso: cuatro mansos gatitos. Inofensivos, incapaces de salir a la calle o de generar ningún efecto tangible más allá de una tormenta en ese vaso de agua que el Partido Popular ha asumido que es la red. Una red a la que, simplemente, ni prestan atención. ¿Para qué iban a hacerlo?

Detrás de las últimas decisiones del Partido Popular, las que han dado a la ministra González-Sinde el balón de oxígeno que tan desesperadamente necesitaba y que han servido para que vayamos a seguir teniendo canon en edición corregida y aumentada, están los cálculos de Lassalle que afirman que, en realidad, el coste político de algo así va a ser simplemente despreciable. Frente a quienes opinan que la red, cada vez más generalizada en su uso, se convierte en un pulso cada vez más legítimo de la opinión y las tendencias de la sociedad; el Partido Popular, ese que aspira a gobernar nuestro país dentro de poco tiempo, cree que es algo que, en función de sus cálculos, no merece ser tenido en cuenta.

Ya lo sabes: cuatro gatitos. Esa es la mentalidad. Mañana diréis que somos cinco o seis.

(Enlace a la entrada original - Licencia)

30 enero 2011

El jeroglífico egipcio

Asomarse a la búsqueda del término #egypt en Twitter estos días es como presenciar algo que ocurre a tal velocidad, que no da tiempo a leerlo. Incluso con todo el acceso a Internet cortado dentro de las fronteras del país, el flujo de información es constante. La estrella mediática del momento por su conocimiento del terreno, Al Jazeera, rivaliza en una cobertura fantástica y distribuida en gran parte mediante Creative Commons con la información que proviene del país y de los egipcios en el exterior.

La crisis egipcia, producto del efecto dominó proveniente de la tunecina y que precede a las que vendrán en países como Yemen, Argelia, Jordania y otras dictaduras árabes, sigue exactamente las pautas apuntadas en entradas anteriores: por supuesto, no está provocada por la web social, pero sí, de manera indudable, catalizada por ésta. El papel de la web social es exactamente ese, el de catalizador: acelera la velocidad de la reacción, sin consumirse en ella. Una reacción parecida a la ocurrida hace años en la Europa del Este, pero que tiene lugar ahora a “velocidad Internet”.

Una aceleración producida por dos vias: una pérdida total de control de los canales comunicativos internos, y una visualización del problema en el exterior que dificulta en gran medida el apoyo o el silencio cómplice de posibles aliados. La revolución egipcia proporciona claras evidencias de ambas cuestiones: por un lado, los persistentes intentos del presidente Mubarak por cortar el acceso a los medios alternativos; primero a páginas como Twitter, Facebook, etc., después a toda la red, y finalmente incluso a toda la red de telefonía móvil. Los cables oportunamente liberados por Wikileaks referentes a Egipto hablan de una gran influencia de los bloggers y los medios sociales en la vida sociopolítica del país, que ya se distinguía por ejercer una gran presión sobre estos medios. Anteayer, el “día de la ira” que terminó con los tanques en la calle se coordinó en su práctica totalidadtravés de Facebook.

Por otro lado, las evidentes reacciones de los países clave en el apoyo exterior: una Estados Unidos abierta y declaradamente cómplice de la dictadura egipcia que, jugando un papel muy similar al de Francia en Túnez, pasa en muy pocas horas del apoyo explícito a Mubarak del vicepresidente Biden a las advertencias de su jefe, el presidente Obama, conminando al dictador a no utilizar la violencia contra su propio pueblo so pena de suspender las importantes ayudas económicas y políticas que han sostenido el régimen desde hace muchos años.

La caída de las dictaduras árabes promete ser un episodio que leeremos para siempre en los libros de historia: regímenes sumidos en una insostenible crisis, con escaso respeto a los derechos humanos e importantes estratos de población con tasas impresionantes de desempleo, que han empezado a estallar cuando estos estratos han comenzado a tener acceso a la web social. Si alguien dudaba del importantísimo papel jugado por la web social en el caso de Túnez, las dudas ya se disipan completamente e el caso de Egipto, a medida que la teoría es aceptada ya por todos los observadores y medios (y en mi caso, corroborada en primera persona por la red de ex-alumnos residentes en la zona). Una difusión del uso de la web social que supone un auténtico bucle de retroalimentación: a medida que más usuarios se incorporan, más visibles se hacen las protestas, y eso, en países en los que los medios tradicionales actúan bajo elevados niveles de control y censura, actúa como un factor de atractivo para más usuarios. Apoyados por una importante porción de la población situada en el exterior que utiliza estos mismos canales para mantenerse en contacto con su país, los habitantes encuentran el medio ideal para llamar la atención sobre su situación, comunicarse y organizarse para llevar a cabo movilizaciones. El acceso a la red puede suspenderse temporalmente para intentar evitar un estallido como está ocurriendo ahora mismo en Siria, pero obviamente no puede evitarse para siempre.

Preparémonos para digerir una gran avalancha de noticias sobre la zona. El dominó continúa.

(Enlace a la entrada original - Licencia)

29 enero 2011

?Palabra de blog?, en DT

Me llega a través del clipping este reportaje de Carlos Córdoba en DT titulado “Palabra de blog” del que no sabía nada, y en el que me incluye en una lista que denomina “Los 25 blogueros más poderosos del mundo”, cosa que le agradezco mucho porque muestra la buena consideración en que me tiene :-)

(Enlace a la entrada original - Licencia)

?Todo por el clic?, hablando sobre publicidad social

Carmen Mañana ha publicado un artículo largo con El País y Cinco Días acerca de la evolución del fenomeno de la publicidad social, titulado “Todo por el clic“, sobre el que tuvimos una conversación telefónica y en el que me cita brevemente.

(Enlace a la entrada original - Licencia)

Hablando sobre compra colectiva, en Cinco Días

Marimar Jiménez, de Cinco Días, me llamó para hablar de webs de compra colectiva (Groupon, LetsBonus, Groupalia, LivingSocial, BuyWithMe, etc.), un tema decididamente de actualidad, y ayer publicó un artículo titulado “Las webs de compra colectiva cautivan al cliente y a la pyme” en el que me cita.

(Enlace a la entrada original - Licencia)

28 enero 2011

La genial jugada del Partido Popular con el canon

La posición del Partido Popular y de su “genial” negociador, Jose María Lassalle, en el pacto que en pocas semanas pretende devolver la ley Sinde al articulado de la ley de Economía Sostenible es tan, tan profundamente insostenible, que imagino que es preciso recurrir a algún tipo de enajenación mental transitoria para llegar a explicarla.

El Partido Popular anunció dos cosas de cara a dicha negociación: que exigiría más garantías judiciales, y que introduciría la retirada del canon. Pues bien, genial resultado: la tutela judicial sigue sin existir (poner dos jueces o poner veinte jueces es indiferente, porque el proceso sigue estando diseñado específicamente para tener un agujero en medio en el que el juez no interviene y donde es una comisión administrativa dependiente del gobierno la que decide si hay hechos constitutivos de delito), y el tema del canon… Veamos: ¿qué ha pasado con el canon?

Pues ha pasado que el Partido Popular “logró” que el Gobierno se comprometiese a revisarlo en un plazo de tres meses. Específicamente, la enmienda pactada por PP, PSOE y CiU dice

“El Gobierno, en el plazo de tres meses desde la entrada en vigor de la presente Ley, mediante Real Decreto y con plena conformidad al marco normativo y jurisprudencial de la Unión Europea, procederá a modificar la regulación de la compensación equitativa por copia privada".

¿Algún problema? Uno evidente: que habla de “modificar”, pero no dice en qué sentido. Y desde el Ministerio de Cultura, comentarios de la Directora de Propiedad Intelectual al abogado Josep Jover indican algunos planes, coherentes con la voluntad de mantener el canon que indicaba el panfleto que el PSOE envió a sus afiliados: lo que se pretende es ni más ni menos que incrementar el número de dispositivos gravados con canon, aplicándolo también a las conexiones a Internet, y diseñar además un procedimiento especialmente incómodo y farragoso para evitar que las empresas y los organismos públicos reclamen la devolución de lo indebidamente cobrado.
La supuesta postura anticanon tantas veces comentada por el Partido Popular acaba convirtiéndose, por obra y gracia de la genial negociación mantenida por Jose Maria Lassalle, en… más canon. Detrás, se mantiene la misma peregrina teoría: las empresas de telecomunicaciones deben pagar porque sus conexiones se utilizan para descargar. Cuando en realidad, las empresas de telecomunicaciones harán lo que lógicamente ocurre en una economía de mercado: repercutir el coste extra en los usuarios, de manera que sean éstos quienes paguen ese pseudo-impuesto. Lo que pretenden es, simplemente, compensar los ingresos que pierden de la aplicación del canon a empresas y organismos públicos por la sentencia de la UE mediante una elevación del canon aplicado a particulares.

El canon es, por derecho propio, una de las cuestiones que más irritan a los ciudadanos: no solo es un pseudoimpuesto arbitrario y no relacionado con el consumo de medios (y que, por tanto, no grava en función de ningún criterio razonable), sino que además, es recaudado por una entidad impopular, carente de todo crédito social, y de gestión poco transparente, que la reparte en función de criterios oscuros entre únicamente una pequeña parte de sus asociados. Que PP, PSOE y CiU se pongan de acuerdo y pacten para prostituir los votos de un porcentaje importantísimo de la ciudadanía española e imponerles una subida del canon es como para lanzarse a tomar La Bastilla.

No hay datos definitivos, podría ser simplemente un globo sonda o una filtración interesada, pero el texto de la aberrante enmienda pactada permite que esto sea posible. Y si de verdad esto es así, ya sabeis: deberemos agradecérselo y mostrar nuestro cariño a quien con su incomprensible pacto lo ha posibilitado: Jose María Lassalle y el Partido Popular.

(Enlace a la entrada original - Licencia)

?Un tremendo error?, mi columna en Expansión

Mi columna en Expansión de esta semana se titula “Un tremendo error“, y hace referencia a lo vivido estos días pasados con el pacto entre PP, PSOE y CiU para volver a introducir la ley Sinde en el articulado de la ley de Economía Sostenible, de donde había sido excluída en el Congreso.

En lugar de buscar el necesario entendimiento social y el diálogo, se ha escuchado solo a una parte, capitaneada por la ministra que da nombre a la ley, y se han pisoteado los derechos de la otra. Enhorabuena. Están a punto de cometer un tremendo error. Lo pagarán.”

(Enlace a la entrada original - Licencia)

27 enero 2011

¿Qué ha hecho Álex de la Iglesia?

¿Qué hace falta para pasar de ser considerado “un enemigo” a convertirse en la persona que recibe más mensajes de apoyo y llega a ser el término más mencionado en Twitter en España?

Simplemente, mostrar y demostrar voluntad de diálogo. Bajarse a hablar con los ciudadanos. Querer entender. Mostrar empatía. Aportar soluciones. Y sobre todo… ser consecuente. Álex de la Iglesia se ha ganado las menciones que tiene y la popularidad que le adorna – popularidad de la de verdad, no de esa falsa que genera el star-system – a base de ponerle ganas y voluntad, hasta llegar a apartar los iniciales recelos. La “vía Álex”: poner empeño en hablar, en obtener consenso, en hacer las cosas bien.

Y lo que viene podría ser todavía mejor.

(Enlace a la entrada original - Licencia)

En La Noche en 24 Horas, con Vicente Vallés

Debate sobre la ley Sinde en La Noche en 24 Horas from Enrique Dans on Vimeo.

Anoche participé en un debate en el programa de TVE “La Noche en 24 Horas”, con Vicente Vallés, que ejerció de moderador. Mi contraparte fue Jose Antonio Suárez, de EGEDA, y formularon preguntas también Jose A. Álvarez-Gundín, Antonio Arráez y Rafael Rubio.

(Enlace a la entrada original - Licencia)

La verdad sobre la ley Sinde, en la voz de Ángeles Gonzalez-Sinde

Ley Sinde from *** on Vimeo. Impagable. Viene de este comentario.

(Enlace a la entrada original - Licencia)

26 enero 2011

Hablando sobre la ley Sinde, con Mar Amorós

Mar Amorós me llamó esta mañana para entrevistarme en su programa, hablando acerca de la ley Sinde. El corte de audio está disponible en el blog de Carlos Navarro.

(Enlace a la entrada original - Licencia)

Ley Sinde: ¿hay algo de todo esto que tenga sentido?

La imagen del mito de Sísifo, condenado a empujar el resto de su vida una pesada roca por una empinada ladera para ver cómo, invariablemente, volvía a caer al fondo del valle para volver a empezar, es lo que mejor me evoca el absurdo que estamos viviendo estos días. ¿Qué hacen un gobierno y una oposición empeñados en un “todos a una” para empujar ladera arriba un mal plan que no satisface a nadie ni va a servir para nada?

Por un lado, los medios de desinformación repiten la absurda mentira de que “la nueva ley Sinde ofrece más garantías jurídicas”. ¿De verdad no se dan cuenta de hasta qué punto se desacreditan como profesionales de la información aquellos que no son capaces siquiera de leer el texto de la enmienda antes de salir a desinformar? Que la enmienda incorpore dos jueces por el precio de uno no oculta lo fundamental: que los dos jueces siguen siendo meramente decorativos, que están ahí por cumplir el expediente relegados a un papel sobre el que me extraña sobremanera que el Consejo General del Poder Judicial no tenga nada que decir, que no se les pregunta sobre lo fundamental sino sobre otros aspectos, y que quien realmente condena es la Comisión. La redacción hace un increíble ejercicio de confusionismo, de recurrir a “autorización judicial” donde tiene forzosamente que decir “resolución judicial” y es, en suma, una propuesta idéntica a la anterior, con el (mal) maquillaje de poner “dos jueces por el precio de uno”. ¿La prueba definitiva? El argumentario enviado por el PSOE a sus afiliados, en el que claramente dice “el nuevo texto no supone cambios sustanciales sobre el que figuraba en la Ley”.

Por otro lado, el despropósito de ver cómo un muy buen presidente de la Academia dimite porque opina realmente que la ley es una mala cosa y que sería mejor empezar el proceso de búsqueda de consenso social desde cero, de escuchar al presidente de FAPAE, Pedro Pérez, decir que “el no habría hecho la ley así”, o de ver al mismísimo Esteban González Pons, quien habitualmente tiene mucho que decir en estos temas que tocan la tecnología en el Partido Popular, decir en su página de Facebook que “la ley no merecía pasar”.

¡PERO VAMOS A VER! Si esta ley no gusta ni al presidente de la Academia, ni al presidente de FAPAE (la asociación de productores), ni a muchos miembros del Partido Socialista, ni a muchos del Partido Popular, ni mucho menos al conjunto de la sociedad civil, y encima, podría vulnerar la Directiva Europea de Comercio Electrónico, convertirse en un obstáculo que ponga en peligro el futuro de las empresas digitales en España, o incluso directamente ser anticonstitucional… ¿que #&%$! hacemos que no la archivamos para siempre,e iniciamos un verdadero proceso que pueda llevarnos a mejor puerto? ¡No es tan difícil, en Brasil lo han hecho! ¿Qué estúpido empeño existe por “sacar la ley sea como sea”, aunque sepamos que no va a servir de nada y no va a satisfacer a nadie? Por muchos compromisos que sepamos que existen con “el amigo americano”, ¿puede alguien poner aquí un mínimo de sentido común? Nadie pretende no hacer nada con el tema, se pretende llegar a una solución que ofrezca un mínimo de consenso social, algo que de verdad tenga un poco de sentido…

Queda casi un mes antes de la votación en el Senado. Durante un mes, hay que concentrarse en demostrar a los partidos implicados en el pacto la patente estupidez que están cometiendo, en contra de todo y de todos. Hay que insistir, razonar, argumentar y gritar. Que vean, que palpen, que sientan el descontento que genera la sinrazón. Llamarles, escribirles, presionarles… si estás afiliado, desafíliate. Si conoces gente en el partido, llámales, grítales, dales la lata. Si tienes llegada a algún medio, escribe, habla, dilo alto y claro. Tenemos un mes para evitar que los políticos cometan una estupidez sin sentido. Vamos a darles el mes que se merecen.

(Enlace a la entrada original - Licencia)

Economía Facebook

El jefe del estado de Facebook, uno de los países más poblados del mundo con unos seiscientos millones de habitantes, da la orden de poner orden en su economía y converger hacia una divisa única, los Facebook Credits.

Un primer párrafo indudablemente novelado, pero con tintes interesantes de realidad. La noticia, que constituye oficialmente la salida del régimen de beta del sistema, obliga a los desarrolladores de juegos a utilizar Facebook Credits como única forma de llevar dinero real a la plataforma a partir del 1 de julio de 2011, viene tras más de un año de trabajo y pruebas con los principales desarrolladores – empresas como CrowdStar, Digital Chocolate, Playdom, Playfish o Zynga – que podrían haber sido un obstáculo importante en caso de rebelarse o cuestionar la medida, y da al resto de la comunidad varios meses de margen para sus pruebas.

A nadie escapan las intenciones de Facebook de crear una auténtica economía propia, extendiendo progresivamente el uso de los Facebook Credits ya no solo a juegos, sino a todas aquellas transacciones que tienen lugar en la plataforma. La comisión que Facebook obtiene por el uso de los Facebook Credits, un 30% en el caso de los juegos, es un poderoso incentivo, como también lo es el hecho de que para los usuarios resulte más cómodo gestionar todos sus pagos en un sistema único, un monedero común que disminuya las barreras de entrada. En la hipotética extensión del uso de los Facebook Credits a tiendas de todo tipo de bienes o servicios dentro de la plataforma, punto en el que se concentran las esperanzas de Facebook, esa política de comisiones tendría lógicamente que reformularse: las transacciones dentro de Facebook no están obviamente exentas de tasación en el mundo exterior, y un porcentaje así provocaría un desincentivo importante. Pero la idea de contar con un ecosistema económico desarrollado en el que se generen importantes niveles de consumo tiene un atractivo evidente, y la “divisa Facebook” podría terminar de facto cotizando en el mercado, en un mercado que tendría una obvia afectación por la muy diferente configuración de sus fronteras.

La progresiva configuración de los Facebook Credits como un sistema económico completo está resultando interesantísima. Acudir a la pestaña de Pagos en Mi Cuenta y ver cómo muchos usuarios ya tenemos una pequeña cantidad de Créditos debitada por haber llevado a cabo determinadas operaciones, cómo podemos escoger diversos métodos para rellenar la cuenta o qué divisa principal preferimos como referencia da una idea del potencial, un potencial que sin duda Facebook va a intentar exprimir. En las etapas tempranas del desarrollo de la red, en sistemas como CompuServe, ya tuvimos la oportunidad de probar la idea: dabas los datos de tu tarjeta de crédito una sola vez en el momento de contratar el servicio, y esos mismos datos eran utilizados por cualquier comerciante – en aquella época típicamente revistas, bases de datos, etc. – que ofrecían sus servicios dentro de la plataforma. El sistema, con variaciones evidentes, vuelve, y lo hace con una dimensión tal que replantea su verdadera naturaleza y sus interacciones con la “economía real”. Nos queda mucho por ver en este tema.

(Enlace a la entrada original - Licencia)

En la prensa

Día movido de menciones en prensa, que recopilo directamente del clipping en pdf. El anuncio de dimisión de Álex de la Iglesia al frente de la Academia, todo un ejercicio indudable de valentía y coherencia, me lleva a aparecer en las páginas de El País, El Periódico, La Vanguardia y Público. Y algunos comentarios hechos en el blog o en Twitter (incluido alguno que no reconozco, pero que posiblemente haya dicho :-) aparecen en Cinco Días y en La Gaceta.

(Enlace a la entrada original - Licencia)

25 enero 2011

Ley Sinde: ¿buscas culpables? Aquí tienes uno

En la fotografía de la izquierda, Jose María Lassalle, el próximo ministro de Cultura que sucederá a Ángeles González-Sinde si el Partido Popular llega al poder. Y la persona que decidió tomar las riendas y la voz cantante dentro del partido, apartando a los que habitualmente se encargan de estos temas, para que “por encima de todo” se aprobase la vuelta de la “ley Sinde” al articulado de la “ley de Economía Sostenible” tras una mínima capa de maquillaje. Si en las próximas elecciones decides votar al Partido Popular, Jose María Lassalle, sin duda uno de los principales responsables de que la “ley Sinde” haya sido aprobada, será nuestro próximo ministro de Cultura, con todo lo que ello conlleva. ¿Te quejas de Ángeles González-Sinde? Pues este es peor, mucho peor. Tenle miedo, mucho miedo. A Jose María Lassalle ya le dediqué una entrada en diciembre del año pasado a raíz de un artículo en El País en el que ya dejaba claras sus tendencias liberticidas y su talibanismo con respecto a su inamovible concepto de propiedad intelectual: su participación en el vergonzoso proceso de devolución de la “ley Sinde” a la ley de Economía Sostenible no es más que la confirmación de lo que entonces decía en aquella entrada.

El pasado sábado, en la convención que el Partido Popular celebró en Sevilla, Jose María Lassalle se levantó tras una intervención de Jose María Chiquillo en la que cuestionó duramente el posible apoyo a la “ley Sinde”, y se dirigió a la audiencia en los siguientes términos:

“¡Si alguien cree que el Partido Popular no defiende la propiedad intelectual, es que es imbécil!”

Una frase que demuestra la catadura moral del sujeto, y hasta que punto es capaz de llegar a la falacia por defender sus fines. La propiedad intelectual, Sr. Lassalle, la defendemos muchos. Lo que no defendemos es la intervención de páginas web sin tutela judicial efectiva, ni la creación de una policía política en la red, ni la defensa de modelos de negocio caducos e indefendibles que usted sabrá por qué razones defiende de esa manera. Su intervención en el proceso que ha culminado con la reintroducción de la “ley Sinde” en el articulado de la ley de Economía Sostenible, donde jamás debió aparecer y donde jamás debería haber vuelto, es una burla a la ciudadanía, un insulto a nuestra inteligencia. Políticamente, este es el hombre que dio a la ministra Ángeles González-Sinde el balón de oxígeno que necesitaba para revivir su ley.

Mientras usted siga ahí, Sr. Lassalle, postulándose como futuro ministro de Cultura, yo tengo claro qué partido deja de ser una opción para mí. Si mi voto puede servir para que usted sea ministro de Cultura, Sr. Lassalle, tengo muchas mejores cosas que hacer con él. Si así es como pretende gobernar el Partido Popular, con personas como usted, que ignoran y ningunean lo que se dice en la red, que se niegan a escuchar, que prefieren que las cosas salgan “sea como sea” en lugar de plantear procesos de diálogo constructivos que puedan llevar a un consenso social que cada día se acercaba más… espero sinceramente que esa circunstancia no llegue a darse nunca.

(Enlace a la entrada original - Licencia)

?Así no se hacen las cosas?, en La Gaceta

Ayer a las 18:00 de la tarde envié esta columna a La Gaceta, titulada “Así no se hacen las cosas“. Además han aparecido menciones a comentarios aparecidos en esta página o en mi cuenta de Twitter en ADN, Cinco Días y El Periódico.

(Enlace a la entrada original - Licencia)

24 enero 2011

SINDEcoro, SINDEcencia, SINDEbate, SINDErecho, SINDEmocracia. NO A LA LEY BIDEN-SINDE

El nuevo texto supone un intrincado andamiaje legal para apuntalar que la propiedad intelectual está por encima de los derechos fundamentales de los ciudadanos y que ni siquiera es un juez quien va a evaluar si ésta ha sido violada o no [1]. La voluntad de PSOE, CiU y PP no solo es proteger los intereses de la industria del entretenimiento – mayormente norteamericana – por encima de los derechos humanos al contrario de lo que indica la ONU [2], si no, sobre todo, asegurar que su poder seguirá prevalenciendo sobre los propios ciudadanos, evitando que Internet ejerza de aglutinador del advenimiento de una democracia más directa, de mayor calidad y que propicie una mayor justicia social y poder de decisión de la ciudadanía.

El voto en el Senado es dentro de un mes. Tenemos un mes para hacerles saber que se han equivocado y para que rectifiquen. Una ley que no es más que censura y control, que no protege a los artistas ni a los emprendedores, que criminaliza el progreso. La ley de la prepotencia y del miedo. Los senadores se votan por listas abiertas. No votaremos a los que han dado las espaldas a los ciudadanos, más preocupados por unos intereses que nada tienen que ver con la representación democrática ni con los derechos de los autores y de la sociedad civil.

Los partidos se volcarán en la red para las elecciones. Allí los esperamos los ciudadanos.

[1] Por citar cosas concretas del texto:

  • Se persiguen “los contenidos que vulneren los citados derechos siempre que el prestador, directa o indirectamente, actúe con ánimo de lucro o haya causado o sea susceptible de causar un daño patrimonial” La expresión “ser susceptible” es tan amplia que cabe google, webs con software p2p y por supuesto con la intención de criminalizar el hecho de “enlazar”, o sea Internet en sí mismo. Si se persiguiera lo que es susceptible de atacar la integridad física prohibiríamos los cuchillos.
  • Se usa el término “autorización judicial” cuando la constitución exige “Resolución judicial”.


[2] http://red-sostenible.net/images/0/0e/ONU_DERECHOS_LPI.pdf

(Reproducido de Red SOStenible)

(Enlace a la entrada original - Licencia)

Habrá ley Sinde

Pasteleo. La política en su imagen más asquerosa, más oscura, más despreciable. Dos partidos apuntándose al “todos a una” para compartir el desgaste y pactar en contra de los intereses de los ciudadanos una ley basura propuesta por la ministra que ha logrado el récord de impopularidad. Una ley que no satisface a nadie, que crea una justicia a medida de las entidades de gestión, esas mismas que ejercen el monopolio que provoca la gran mayoría de sus problemas. Una ley, sobre todo, que no servirá para nada, que no hace más que empeorar el problema, avanzar en la crispación.

Por ambos lados, la estupidez más recalcitrante, el “hay que sacarla como sea” digan lo que digan los ciudadanos. Una negociación de última hora, a la desesperada a pesar de haber tenido más de un mes desde la anterior, un mes para replantear las cosas, para intentar hacerlas de manera decente, para aceptar ideas y sugerencias. Una negociación desarrollada totalmente a espaldas de los ciudadanos, y sin la participación de los responsables de las cuestiones relacionadas con la tecnología de cada partido. En el caso del PSOE, una importante oposición interna a la ha sido acallada, despreciada y ninguneada por una dirección que ha impuesto una disciplina soviética. Por el PP, peor: los que saben del tema, los que se encargan habitualmente de lo relacionado con la red, han sido vergonzosamente apartados de la negociación.

¿Existen los disidentes en los partidos? ¿Dónde están? ¿No quedan personas decentes en política capaces de dar un paso al frente para defender unas ideas justas, un proceso de verdad razonable? No, supongo que es mucho pedir. Nadie pretendía que el problema no se solucionase: solo se pedía una negociación, apartar la espada de Damocles que suponía una ley espantosamente mal hecha y mal planteada desde el primer día, y que el proceso de negociación, de intenso pasteleo, no ha conseguido mejorar. ¿Pretende de verdad el PP apuntarse como “triunfo” algo de lo “arrancado” en la negociación? Entonces es que no han escuchado ni mínimamente a la red.

Preparémonos: vienen tiempos oscuros.

(Enlace a la entrada original - Licencia)

23 enero 2011

Ley Sinde: ¿y ahora qué hacemos?

Después de unos días especialmente movidos, creo que vale la pena detenerse un momento, reflexionar, y plantearse en qué situación estamos con respecto a la ley Sinde y su proceso. Los hechos recientes he tratado de recogerlos en mi entrada original en forma de actualizaciones sucesivas que recogen múltiples puntos de vista sobre el desarrollo de la historia, y sinceramente, creo que el proceso en su conjunto, a pesar de ser polémico y estar hecho un poco “a la desesperada”, ha sido positivo. Que demuestra una voluntad por construir, no por destruir, por la búsqueda de alternativas, por la conciliación de intereses inicialmente pintados como contrapuestos.

La primera lección para mí es evidente: hay mucho, muchísimo a ganar en un proceso de reflexión colectiva sobre este tema, y los políticos deberían darse cuenta inmediatamente de ello. Si nada cambia, los políticos seguirán tramitando una ley que no satisface a nadie, enfrenta a todos, y tiene la capacidad de provocar intensos y peligrosos daños colaterales. El intento de legislar poniendo al frente a una persona que representa únicamente a una de las facciones en conflicto e intentando que prevalezca su posición ha provocado únicamente enfrentamiento, como por otro lado cabía esperar desde el momento de su nombramiento. La ley Sinde no solo no satisface a nadie, sino que no serviría para nada en caso de ser aprobada. Seguir con su camino devolviéndola en el Senado al articulado de la ley de Economía Sostenible es una soberana estupidez.

¿Cómo se progresa en un asunto tan polarizado como este? La receta es sencilla: partiendo de los temas que unen y no de los que separan, y sobre todo, volviendo a empezar partiendo de unas bases más equilibradas. Hay muchas cosas en las que estamos de acuerdo, partiendo de varias fundamentales:

  • El autor de una obra debe poder beneficiarse de una parte razonable de los ingresos que se deriven de la explotación de la misma.
  • El enlace forma parte de la arquitectura fundamental de Internet, y no puede ser perseguido como tal. Perseguir el acto de enlazar es inoperante, absurdo y no conduce a nada positivo.
  • Exactamente lo mismo puede decirse de la criminalización, insulto constante y persecución del usuario: es absurda, y no conduce a nada bueno. En su lugar, hay que centrarse en el desarrollo de un mercado que dé a ese usuario lo que está buscando.
  • La obtención de obras al margen de los canales oficiales siempre será posible, sea mediante P2P, correos electrónicos o intercambio de soportes físicos. En lugar de centrarse en su a todas luces imposible persecución, hay que buscar el desarrollo de métodos que ofrezcan un atractivo mayor que éstos. La experiencia de otros países demuestra que eso es posible.
  • El desarrollo de alternativas debe plantearse en un entorno equilibrado, con representación de todas las partes, y no monopolizado y dirigido por una sola de ellas.

De estas y otras premisas bien entendidas pueden derivarse muchos principios de acuerdo razonables, muchas cuestiones que tengan en cuenta el entorno actual, en lugar de dedicarse a cerrar los ojos para pretender que no existe. La presión de una ley Sinde en inminente tramitación cual espada de Damocles inhibe el desarrollo de cualquier alternativa mejor, y nos lleva a un estado de permanente enfrentamiento, de prisas injustificadas y de ataque de nervios que no es bueno para nadie. La ley Sinde está ahora mismo fuera del articulado de la ley de Economía Sostenible: ¿por qué, en vez de buscar argucias parlamentarias para volverla a introducir como si fuera una cuestión de honor, no iniciamos un verdadero proceso que le dé la importancia que realmente tiene y se centre en hacer las cosas bien?

Los eventos de los días pasados nos demuestran una cosa clara: hay posibilidad de llegada a los estamentos adecuados, e interés porque las cosas se hagan de la mejor manera posible. De dos facciones con intereses contrapuestos, se podría estar derivando, lenta, duramente y con muchísimo esfuerzo personal y colectivo, en la búsqueda de un punto medio equilibrado y realista que pueda llegar a satisfacer a ambas partes en conflicto.

En lugar de amenazar con una ley Sinde que enfrenta a todos y no soluciona los problemas de ninguno, y de invertir en un futuro de enfrentamiento permanente… sigamos hablando, por favor.

(Enlace a la entrada original - Licencia)

22 enero 2011

?Todo va a cambiar?, con Cinco Días

Si el próximo sábado bajas al quiosco y adquieres el diario Cinco Días, podrás llevarte además un ejemplar de mi libro, “Todo va a cambiar”, por cuatro euritos de nada (ver en pdf). Es una edición especial dentro de la colección “Los mejores libros del management 2.0″ con una portada diferente, así que si te ponía nervioso pensar en verme mirándote fijamente a través de un cable USB cada vez que cerrases el libro, es una buena oportunidad para hacerse con él :-)

El libro está entre los más vendidos en su categoría del año pasado, fue el primer libro publicado en papel por la editorial con licencia copyleft, y ha recibido muy buenas reseñas.

(Enlace a la entrada original - Licencia)

21 enero 2011

¿Negociación? ¿Qué negociación? ¿Pero qué me estás contando?

Alucino, alucino, y no paro de alucinar. Me llama hace un rato la Cadena SER para pedirme declaraciones sobre “el acuerdo de mínimos que los internautas hemos hecho llegar a PP y PSOE sobre la Ley Sinde”. Cuando resulta que en ningún momento he estado en ninguna reunión, no he redactado ni participado en la redacción de ningún documento, y me consta que no existe ningún documento redactado o acordado por nadie que yo conozca relacionado con este tema. ¿Pero esto qué es?

Hilando cabos, relaciono el tema con una llamada de esta tarde a las 18:00 – me acuerdo porque a las 18:30 me metí en clase – de David Maeztu, en la que me dijo que me quería mostrar una propuesta de consenso sobre el tema. David me dijo varias cosas: la primera, adelantándose a la explicación que pretendía darme mañana a las 12:00, que el documento partía de dar a la comisión un papel más limitado, a lo que le contesté que yo opinaba que la comisión simplemente no debía existir. La segunda, que debía ser totalmente discreto con respecto a la reunión, cosa que a mí ni me interesa ni me hace sentir cómodo. Y tercera, que asistirían también Julio Alonso e Ignacio Escolar. La reunión tenía el aspecto de ser una simple invitación a contrastar una idea, pero de repente, se levantaron las sospechas: David afirma que el documento podría incorporarse el lunes al orden del día del Senado (¡!!!!)

Tras una breve conversación con Julio por teléfono, decidimos que no podemos ir a esa reunión. Que si no podemos twittear ni comentar el tema, y además el documento está para ser incorporado al orden del día del Senado de manera inmediata, no nos interesa estar en esa reunión, porque tiene todo el aspecto de ser una encerrona: ni acudimos a negociar (ya estaba todo negociado), ni se nos deja comentarlo (y aunque lo hayamos dicho ya mil y una veces, no somos representantes de nadie, ni mucho menos, “representantes de Internet”), ni somos quién para negociar un documento con cierta complejidad jurídica sin la adecuada asesoría. Un documento que sea de alguna manera “representativo de Internet”, si es que tal cosa existiese e Internet no fuese una amalgama de diversidades tan amplia como la sociedad misma, es generándolo entre muchas personas colaborativamente, con luz y taquígrafos en todo momento, y sometiéndolo al escrutinio público para que se adhiera a él quien lo estime oportuno, como se hizo en su momento con el Manifiesto "En defensa de los derechos fundamentales en internet".

¿Conclusiones? Estamos siendo víctimas de un burdo e impresentable intento de manipulación. Alguien – puede que David Maeztu, pero no lo sé – ha presentado un documento que los políticos quieren aparentar que proviene “de los internautas”, presuntamente para evitar que se monte el lío en la red. El citado documento no lo he visto, he conocido de su existencia hace escasamente tres horas, y por supuesto, no proviene de consenso alguno: si veis mi nombre citado en algo que tenga que ver con negociaciones, con reuniones o con arreglos de algún tipo, es sencillamente falso. Mentira. Las únicas reuniones en las que he estado con respecto a ese tema tuvieron lugar hace algo más de un año, y todas ellas, de la primera a la ultima, están convenientemente recogidas en mi cuenta de Twitter y en mi blog, como prácticamente todo lo que hago. En ningún momento he pretendido negociar con nadie ni me he reunido con nadie: podría, si me lo pidieran, dar mi opinión sobre temas relacionados con ese tema, y en cualquier caso lo haría, como todo lo que hago, de forma totalmente pública y transparente. Por favor, tened cuidado con los intentos de manipulación: el lunes me enteraré de lo que dice el supuesto documento, al mismo tiempo que todos vosotros, y reaccionaré como estime oportuno reaccionar, representándome, como siempre, a mí mismo, y no arrogándome en ningún caso una supuesta “representación de la red”. El lunes, estemos atentos: mucho me temo que, tras este episodio, vamos a tener que reaccionar.

(Enlace a la entrada original - Licencia)

En Escenarios, de FITUR

Me solicitaron una colaboración para el catálogo institucional de FITUR, titulado “Escenarios”, en el que participo junto con Ferran Adrià, Juan Luis Nicolau, Emilio Ontiveros y Carlos de Riaño. Lo han titulado “Turismo al otro lado de la pantalla“.

(Enlace a la entrada original - Licencia)

Túnez y el efecto dominó, en Expansión

En mi columna de Expansión de esta semana, titulada “Túnez y el efecto dominó” (ver en pdf), hablo del papel de la web social en la revolución tunecina, por supuesto no como factor desencadenante, pero sí como elemento que socava los dos elementos fundamentales que un dictador necesita para mantenerse en el poder: el control de la comunicación dentro del país, y el apoyo, bien tácito o explícito, del exterior.

Acontecimientos similares a los de Túnez ya están teniendo lugar en países como Argelia, Egipto, Jordania y Sudán. El efecto dominó es un juego basado en la caída sincronizada de hileras de fichas de dominó cuando se empuja la primera de ellas. Pero "dominó" es también la tercera persona del pretérito perfecto simple del verbo "dominar". La red dificulta los regímenes opresivos y dominadores. Tendremos efecto dominó.

(Enlace a la entrada original - Licencia)

20 enero 2011

En clase con Marisa Toro, Directora de Comunicación de Google

Ayer, en una de mis clases del International MBA, tuve como invitada a Marisa Toro, Directora de Comunicación de Google. Marisa lleva justamente un año en Google, y proviene de una amplia trayectoria de más de quince años en puestos de comunicación y relaciones con medios en empresas multinacionales, y tengo que agradecerle que ayer, en un día especialmente movido para ella debido al tema de la Agencia de Protección de Datos en la Audiencia Nacional, pudiese hacer hueco para pasarse una hora y media en clase.

A mis invitados siempre les digo lo mismo: no se trata de “presentar la compañía”, sino de asumir que enfrente van a tener personas con amplia formación, experiencia y diversidad, que se han preparado el tema, y que van a preguntar todo lo que les preocupe o interese de la empresa, sea políticamente correcto o no. En el caso de Marisa, siendo directiva del área de Comunicación, la cosa tenía su gracia: una postura excesivamente “oficialista”, poco personal o que rehuya dar información no suele funcionar. Sin embargo, la clase estuvo fantástica, y los alumnos terminaron encantados y con sensación de alto valor añadido. Y como habitualmente suelo, mientras el invitado habla, dedicarme a ilustrar en la pantalla de la clase los temas que van saliendo con enlaces que puedan ser relevantes, al final me encontré con un montón de pestañas abiertas que recogían los temas que se comentaron. La lista no es exhaustiva, puede habérseme escapado algún tema, y no necesariamente son los mejores enlaces (los extraigo de búsquedas en el momento y no tengo ni idea de qué tema va a salir, no hay nada preparado). Pero pensé que podía ser interesante recopilarlos: ¿qué temas interesan o son relevantes para los directivos a día de hoy con respecto a Google?

(Enlace a la entrada original - Licencia)

19 enero 2011

Facebook, Goldman Sachs y la asimetría informativa

El culebrón que Facebook está viviendo a cuenta de la oferta de acciones hecha por Goldman Sachs a sus clientes es para reflexionar. Facebook es, a día de hoy, la propiedad más visitada en la red. Su nombre y sus seiscientos millones de usuarios inspiran un enorme potencial y valoraciones que exceden los límites del sentido común.

Para Goldman Sachs, obtener un paquete accionarial importante y poder distribuirlo entre sus clientes es, indudablemente, un gran triunfo: por un lado, se posiciona como una empresa capaz de ofrecer inversiones con elevadas perspectivas de rentabilidad en un momento de mercado triste, gris y con pocas alternativas. Y por otro, se acerca a la compañía y se posiciona como el banco de inversión de cabecera para manejar una salida a bolsa que tendrá lugar más pronto que tarde.

Sin embargo, suponer que la inversión de cuatrocientos cincuenta millones realizada por Goldman Sachs en Facebook es directamente extrapolable al total del porcentaje accionarial para obtener una valoración total superior a los cincuenta mil millones es, posiblemente, mucho suponer. No porque Facebook no pueda llegar a valerlos, que indudablemente es una gran empresa con un elevadísimo potencial, sino porque las cifras de facturación y beneficios de Facebook hoy obligarían a multiplicadores situados fuera de los límites de la razón (en ese sentido ya me pronuncié anteriormente). Si Goldman Sachs paga ese dinero por ese porcentaje es porque sabe que puede revenderlo ganando una plusvalía y una comisión a clientes dispuestos a invertir el mínimo de dos millones de dólares que pide. Y si esos clientes pagan esas cantidades, es porque tienen una estimación de la fecha de salida a bolsa de la compañía y la expectativa de que un nuevo grupo de inversores querrá pagar cantidades mayores por esas acciones llegado ese momento, ni más ni menos. No es una valoración, una valoración es otra cosa: se trata de un mero juego de entrada y salida de capital de la compañía en función de las circunstancias.

En ese juego, las circunstancias vienen muy determinadas por las expectativas sobre el valor de la compañía, y sobre la información que se maneje de ella. Para evitar dar información pública y manejar bien ese tempo, Goldman Sachs diseñó un complejo juego – truco, diríamos, o “special investment vehicle” – destinado a evitar la norma de la SEC que obliga a las compañías a proporcionar información pública si su número de accionistas supera los quinientos. La jugada le salía impresionantemente bien: informaba a sus clientes, y podía crear demanda para las acciones. Pretendía obtener mil quinientos millones por las acciones de Facebook, y tenía ya peticiones de clientes por encima de los siete mil. ¿Problema? La fortísima atención mediática generada por dicha oferta ha desencadenado que la SEC amenace con considerar la oferta como de facto pública: aunque Goldman Sachs no haya dicho nada públicamente al respecto, la ley norteamericana prohibe, para proteger al inversor, la publicidad y la oferta de inversiones privadas, y la intensa atención mediática puede llegar a considerarse en cierto sentido un modo de publicidad que atrae clientes a dicha inversión.

Al final, Goldman Sachs se ha visto obligada a excluir de la oferta a los inversores norteamericanos y centrarla en inversores extranjeros no protegidos por la norma de la SEC. Algo que, aunque no dificultará su objetivo de colocar bien las acciones (la banca siempre gana), le provocará no pocos dolores de cabeza en sus relaciones con sus clientes del país. Los inversores norteamericanos solo podrán invertir en Facebook si la compañía sale públicamente al mercado. En un mundo en el que la información fluye libremente, vivir de la asimetría en el manejo de información se vuelve necesariamente más complejo…

(Enlace a la entrada original - Licencia)

18 enero 2011

La ministra y sus errores

El adversario es otro“, artículo de la ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde, en El País de hoy. Con título de apariencia conciliadora, pero que está indudablemente llamado a ser polémico: para mí, estamos un poco en lo mismo de siempre, en las mismas desgastadas premisas que impiden un diálogo de verdad fructífero en este tema.

El adversario aquí, señora ministra, es precisamente ese: los errores de concepto. El problema para mí como usuario de la red es pretender discutir con alguien que, antes ya de sentarse, asume que para mí los enemigos son lo que usted llama “la gente de la cultura”. No es así, ni lo ha sido en momento alguno. El enemigo para los usuarios de la red no son los creadores, conjunto en el cual muchos directamente nos consideramos, sino la industria cultural. Los únicos casos en los que los autocalificados como “representantes de la cultura” se convierten en enemigos es cuando, por las razones que sean entre las que sin duda se encuentra el llamado “síndrome de Estocolmo”, asumen ciegamente las posiciones de la industria cultural y se dedican, con actitudes de auténtico kamikaze, a insultar a los ciudadanos.

Los “creadores”, señora ministra, no son nuestros enemigos. Primero, porque muchos lo somos, aunque estemos muy lejos de estar representados por absurdas “Coaliciones de Creadores” que son en realidad coaliciones de empresas intermediarias neoluditas que se oponen al progreso. Con los creadores, señora ministra, no nos cuesta nada entendernos, porque compartimos fines comunes. Queremos que el creador pueda vivir de su obra – aunque eso no sea un derecho, como no lo tiene el panadero a vivir de sus panes si hace un pan muy malo o que sus clientes no aprecian, sino algo que el mercado concede a quienes se lo ganan. Queremos que el creador sea remunerado por todo uso que se haga de su obra con ánimo de lucro. Y preferentemente, que sea remunerado de una manera que permita que la parte del león se la lleve precisamente ese creador, y no una industria predadora e intermediaria que le deja las sobras en forma de números de un solo dígito mientras lo justifica con fantasmas e ineficiencias. No, el creador no es nuestro enemigo ni lo ha sido nunca. De hecho, a aquellos creadores que se dan cuenta de ello, que entienden la nueva estructura del mercado y usan la red para estar más cerca de los ciudadanos y para proporcionar a éstos razones para comprar sus productos, les va bastante, bastante bien.

El enemigo, señora ministra, es la industria cultural que, y perdóneme que se lo diga de forma cruda, usted representa. La industria cultural que la puso a usted ahí. La industria cultural que, como bien reveló WikiLeaks, influencia sus decisiones. La industria cultural que trata a los consumidores como a imbéciles sin criterio. La industria cultural que usted no ha parado de favorecer desde que llegó al ministerio incrementando las cuantías de las subvenciones. La industria cultural que ha hecho que a usted no se la conozca como “ministra de Cultura”, sino como “ministra de Industrias Culturales”, o incluso directamente como la “ministra de EGEDA”.

Una ministra que asume directamente y da por buenos clichés que hablan de una generación hastiada, de usuarios de la red disfuncionales y con vidas insatisfechas, afectados por un aparente desánimo proveniente de todo tipo de crisis, que se sumergen en la red para evadirse de su triste realidad… Ministra, no me reconozco, ni reconozco en el tono de su artículo a ninguno de mis amigos que usan la red habitualmente. Mientras no sea usted capaz de asumir que en la red hay mayoritariamente ciudadanos normales y corrientes, personas que no tienen un problema – tiene muchos, pero no están todos condicionados por ellos ni todos en la mismo sentido – y sobre todo, personas con una enorme pluralidad, como no podía ser de otra manera, mientras siga viendo a los ciudadanos que utilizan la red como “bichos raros sujetos a algún tipo de patología”, las cosas van a seguir poniéndosele muy, muy difíciles. Los “raros”, señora ministra, no somos los ciudadanos que usamos la red, que somos ya más de la mitad de los ciudadanos españoles, sino los trogloditas con los que usted se reúne, los que se niegan tercamente a aceptar los efectos que la red trae consigo. Los que pretenden preservar sus negocios sin adaptarse a la red a base de restringir las libertades fundamentales de los ciudadanos. Los que pretenden o quieren pretender que una ley va a servir para detener o restringir un comportamiento asentado e imparable, que únicamente se podría evitar mediante el planteamiento de alternativas que el mercado considerase positivas – y seguramente, no viniendo de los mismos que se han dedicado a alienar innecesariamente a ese mercado con insultos e improperios. Las sociedades de gestión pueden decir lo que quieran a día de hoy, pero pasará al menos una generación antes de que el mercado acepte nada que venga con su nombre, su sello o su presencia.

Efectivamente, el adversario es otro. El adversario es un ministerio que no defiende en modo alguno al creador, sino a aquel que una vez hace años fue dueño de un recurso escaso que permitía al creador comercializar su obra. El impresor, la discográfica, la distribuidora, todos aquellos que durante muchos años resultaron fundamentales para que el creador pudiese encapsular su obra y hacerla llegar a su público. El adversario son las entidades de gestión que, a pesar de haber sido denunciadas por la Comisión nacional de la Competencia como ejecutoras de un monopolio nocivo para artistas y ciudadanos, siguen teniendo un papel cada día más reforzado. Los adversarios son todos aquellos que han visto su papel reducido, eliminado o como mínimo redefinido por la llegada de la red y que, lejos de asumirlo, pretenden enfrentarse a ello como si un dinosaurio pudiese enfrentarse a la glaciación y ganar simplemente maldiciéndola. El adversario, señora ministra, es usted.

(Enlace a la entrada original - Licencia)

17 enero 2011

Hablando sobre redes sociales, en Ara.cat

Álvaro Martínez, del diario Ara.cat, me envió por correo electrónico algunas preguntas para un artículo en el que estaba trabajando para el suplemento cultural, Time Out. Salió ayer, y hoy me ha enviado el artículo, “Món 2.0“, en formato pdf. Está en catalán.

A continuación, como hago habitualmente, el texto completo de las preguntas que intercambiamos:

P. ¿Qué es lo que hace que una plataforma, web o aplicación, sea “social”?

R. Una plataforma, web o aplicación se vuelve social cuando se le incorporan funciones sociales y se modifica su filosofía y diseño para que estas tengan sentido. Funciones sociales son aquellas que facilitan un uso social de la información, es decir, que ésta pueda ser valorada. votada, comentada, reenviada, u otras funciones de perfil similar que posibilitan una mayor interacción del usuario con la información, un flujo bidireccional. Estas funciones pueden reflejar diversos niveles de implicación del usuario: se suele reconocer que un clic en una estrellita para valorar una información supone un nivel de implicación menor que un voto para incrementar la visibilidad de dicha información, que a su vez es menor que un comentario o menor que un reenvío, aunque sobre esto hay diversas teorías. Además, se suele hablar del fenómeno social en términos porcentuales: no todos los usuarios se implican lo suficiente como para abandonar la actitud pasiva o lurking, y de hecho el porcentaje más citado suele ser de 1:9:90, por cada usuario que lleva a cabo una acción de alta implicación como un comentario, nueve realizan acciones de implicación algo menor (votaciones, etc.) y noventa permanecen en modo unidireccional o pasivo.

P. ¿Nos pueden hacer más sabios las redes sociales? ¿En qué sentido pueden influir en nuestros hábitos culturales

R. Las redes sociales nos permiten visualizar una dimensión adicional de la información, que además está incorporada en los usos y costumbres del ser humano desde que éste se constituyó en animal social. Resulta evidente que las acciones de terceros condicionan en diversos grados las nuestras, y que dicha influencia suele ser mayor cuando consideramos a esos terceros como “referentes” o “confiables”. Las redes sociales permiten que esas redes de influencia permanezcan ante nuestros ojos de manera independiente a otros factores como limitaciones espaciales o temporales, lo que dota a nuestro universo informacional y a nuestra interacción con el mundo de una dimensión social que antes estaba condicionada a encuentros o comunicaciones puntuales.

P. ¿Cómo han influido en la sociedad las redes sociales? ¿En qué aspectos han dejado una huella más notoria?

R. La creación de una capa de interconexión permanente posibilita una sociedad en la que determinadas cuestiones se articulan de manera mucho más ágil, más inmediata, más directa. Es la materialización del “sentido social”, de la retroalimentación a través de tu red. Esto es algo que va a tener influencia en todo lo que hacemos, desde lo más frívolo o lo más comercial, a ámbitos como el pensamiento y la política.

P. Conociendo la oferta y previendo los avances tecnológicos: ¿Hacia dónde cree que irán las redes sociales? ¿Cómo avanzarán?

R. Lo normal es que las redes sociales vayan extendiendo su ámbito a un número cada vez mayor de aspectos de la vida de las personas, dado que, salvo en situaciones puntuales y muchas veces casi patológicas, no suelen ser sustitutivas, sino complementarias de otras actividades. Una persona que tiene muchos amigos en una red social – y me refiero a “amigos”, a personas a las que realmente conoce, no al mal uso que supone incorporar como “amigos” a personas con las que se carece de relación real – no suele sustituir su contacto con éstos por un uso desenfrenado de la red social, sino utilizar ésta para complementar su relación cuando no está con esas personas, para evitar una descontextualización derivada de factores como el tiempo o la distancia. Por tanto, iremos viendo como utilizamos las redes sociales cada vez para más cosas, desde el consumo hasta la política.

(Enlace a la entrada original - Licencia)

16 enero 2011

?La nueva biblioteca de Alejandría?

Al hilo de los diez años de Wikipedia, escribí este artículo para la revista de Paradores titulado “La nueva biblioteca de Alejandría”. El pdf y el artículo traducido al inglés los tendré en breve, o se pueden leer en la web de la revista, a partir de la página 30. Mientras, el texto en español:

La nueva biblioteca de Alejandría

La biblioteca de Alejandría era una idea evocadora, casi mágica: que en pleno siglo III a.C. alguien pretendiese reunir todo el conocimiento generado por los sabios y filósofos de la Humanidad bajo un mismo techo, y ponerlo a disposición de los estudiosos en cientos de estanterías con salas destinadas a su estudio y discusión tiene una imagen romántica, de búsqueda del conocimiento universal. En su momento de auge, la biblioteca llegó a tener más de novecientos mil pergaminos procedentes de todo el mundo conocido, sistemáticamente clasificados, estudiados y discutidos por alumnos de diversas procedencias y religiones. Después, fue destruida.

No fue hasta la Francia del XVIII cuando los hombres recuperaron la pasión por almacenar, clasificar y procesar el conocimiento universal. El enciclopedismo pretendía transmitir la información de manera eficiente, intentando preservar la esencia y la objetividad según los criterios de la época. Entre 1751 y 1777 se publicaron veintiocho volúmenes y seis tomos de suplemento que resumían el pensamiento de la Ilustración inglesa y francesa mediante textos y dibujos, coincidiendo en el tiempo con la publicación en 1768 en Edimburgo de la primera edición de la Encyclopædia Britannica. Con una primera edición en tres volúmenes que llegaron a treinta y dos en 1985, la Britannica se diferenciaba de L'Encyclopédie francesa por su enfoque conservador. Actualmente posee una cierta reputación de excelencia: contiene setenta y cinco mil artículos con más de cuarenta y cuatro millones de palabras, y una política editorial que asegura que cada artículo es revisado al menos dos veces cada década. En Britannica trabajaban diecinueve editores y más de cuatro mil expertos, y tenía un precio de entre 1.400 y 2.200 dólares según la encuadernación.

En 1993, Microsoft lanzó Encarta, una enciclopedia en CDROM, por sesenta dólares, y la convirtió en pocos años en la enciclopedia más vendida del mundo: ante la imposibilidad de competir, Britannica fue malvendida. Los usuarios ya no valoraban la exactitud de la información, sino su disponibilidad, su facilidad de uso y el atractivo de sus contenidos. Su calidad no era como la de Britannica, pero alteró los atributos valorados por el usuario. En Britannica, el usuario debía recorrer lomos de libros, pasar páginas hasta localizar la definición, y encontrar únicamente un texto. Como mucho, una única ilustración. Frente a eso, Encarta ofrecía una experiencia sencilla, cómoda, entretenida y multimedia.

Wikipedia se fundó en 2001, y su llegada alteró el panorama: cuanto más crecía, más perdía Encarta. Ofertas y recortes de precio no pudieron salvarla: como ocurrió con Britannica, Microsoft quiso ver la gratuidad de Wikipedia como la clave de su popularidad, y no vio como el concepto cambiaba de nuevo. Ahora, una enciclopedia debía ser exhaustiva e inmediata, superar “la prueba del morbo”: si veías la noticia del fallecimiento de un personaje e ibas a Wikipedia, aparecía ya como fallecido. En su última edición, los sesenta y cinco mil artículos de Encarta palidecían frente a los más de 2.7 millones de la Wikipedia. Microsoft cerró el proyecto en marzo de 2009. En pocas horas, la noticia del cierre ya estaba en Wikipedia.

Wikipedia resulta inexplicable y paradójica. Que algo “hecho por cualquiera” tenga calidad desafía nuestras percepciones. El profesor de mi hija tuerce el gesto cuando sus alumnos usan Wikipedia, y califica la fuente de “poco rigurosa”. Sin embargo, Wikipedia es hoy la mejor, más completa y rigurosa enciclopedia del mundo: un artículo de Nature comparó una muestra de definiciones aleatorias de Wikipedia y Britannica, y encontró una media de cuatro errores por artículo de Wikipedia por tres en Britannica. En errores “serios” hubo empate: cuatro por fuente. Las cifras demostraban la fiabilidad de Wikipedia: la diferencia no era estadísticamente significativa. Pero había un factor más: las entradas en Wikipedia son 2.6 veces más largas, lo que mejora el ratio texto/errores a su favor. Considerando que Britannica mantiene un consejo editorial de expertos que escriben y revisan cada artículo, mientras Wikipedia somos cualquiera de nosotros, el resultado es para pensar. Y no porque los editores de Britannica sean malos, sino porque el trabajo de la inteligencia distribuida es insuperable.

¿Ha probado Wikipedia? No me refiero a si ha buscado en ella: eso tiene poco mérito. Edítela: diríjase a la Wikipedia en español – la inglesa es más completa y puede resultar complicado encontrar donde aportar – y busque un término del que sepa más que la media. No busque términos polémicos, esos son objeto de una protección especial. Cuando lo encuentre, lea cuidadosamente su definición, como quien corrige un examen. Busque errores tipográficos, explicaciones incompletas, algo donde pueda aportar sin copiar de otra fuente.

Tendrá que crear una cuenta en la esquina superior derecha: proporcionar una dirección de correo electrónico y validarla. Con ella, haga clic en “Editar”. Verá un lenguaje sencillo, en el que simplemente tiene que escribir y, si quiere un enlace a otra página de Wikipedia, poner dos pares de corchetes. No estropee ni rompa nada, no sea vándalo. Haga su cambio, previsualícelo y grábelo. Sienta lo que significa ser AUTOR de una enciclopedia, aportar su grano de arena a la creación de una obra común. Así se construye Wikipedia: con las aportaciones de miles de autores que saben de un tema concreto, y quieren contribuir. Sobre eso, unos mínimos sistemas de supervisión colectiva, una pirámide de editores que corrigen los temas en los que son expertos, y que revierten daños con un simple clic.

Cuando vea una de esas noticias que pretenden ridiculizar la Wikipedia por sus errores, ya sabe lo que ha sucedido: un “periodista” que no deja que la realidad le estropee una noticia ha entrado en Wikipedia, ha introducido un cambio ridículo, y ha hecho una captura antes de que los editores pudiesen corregirlo. Cualquiera puede hacerlo, pero la mayoría de los errores se corrigen rápidamente. Wikipedia es uno de los grandes éxitos de la sociedad colaborativa, aunque pueda resultar complejo entender qué lleva a una persona a dedicar su tiempo a contribuir a ella. Pero es sencillo: entre todos, estamos reconstruyendo la biblioteca de Alejandría.

(Enlace a la entrada original - Licencia)

15 enero 2011

Túnez, su revolución, y los medios sociales

Túnez está muy cerca de España. Y sin embargo, los ecos de la revuelta que ha terminado con el presidente Ben Ali metido en un avión rumbo al exilio en Arabia Saudí han llegado a nuestro país de manera muy diluida, casi imperceptible.

En el desarrollo de la revolución tunecina hay, como siempre, una muy amplia variedad de factores. Pero sin duda, uno de ellos ha sido el importantísimo papel que la red y los medios sociales han tenido en la explosión y la coordinación de las acciones que llevaron al desenlace final, algo de lo que los medios españoles no se hacen prácticamente eco. Si quieres entender cuál ha sido el papel de los blogs, de WikiLeaks, de Twitter, de Facebook y de Anonymous en el desarrollo de la revolución tunecina, te recomiendo los siguientes enlaces:

Si has leído algún otro buen análisis de este tema, por favor, déjalo en los comentarios. A mí estas tres lecturas me han parecido muy recomendables para que hacerse una idea de ese papel.

¿Revolución Twitter? No, o no únicamente. Pero ojo. Mucho ojo. En un mundo hiperconectado en el que los focos de atención han pasado de estar férreamente controlados a escapar a todo control, determinadas cosas pueden ocurrir con mucha, mucha más facilidad. Antes, la coordinación necesaria para provocar una reacción social generalizada solo podía obtenerse con eventos especialmente dramáticos o con situaciones límite provocadas por una multiplicidad de factores. La coordinación no era sencilla, y de hecho, las revoluciones tendían a caracterizarse por ser sumamente descoordinadas. Pero las cosas han cambiado. En una democracia moderna, la tecnología ya no es una herramienta en manos del poder para controlar al pueblo, sino precisamente lo contrario: una herramienta en manos del pueblo para controlar a quienes ejercen el poder. No, los medios sociales no provocan revoluciones por sí mismos, pero pueden convertirse en un desencadenante de las mismas. Túnez, como Irán anteriormente, no son hechos aislados: son una tendencia imparable.

(Enlace a la entrada original - Licencia)