Al hilo de los diez años de Wikipedia, escribí este artículo para la revista de Paradores titulado “La nueva biblioteca de Alejandría”. El pdf y el artículo traducido al inglés los tendré en breve, o se pueden leer en la web de la revista, a partir de la página 30. Mientras, el texto en español:
(Enlace a la entrada original - Licencia)La nueva biblioteca de Alejandría
La biblioteca de Alejandría era una idea evocadora, casi mágica: que en pleno siglo III a.C. alguien pretendiese reunir todo el conocimiento generado por los sabios y filósofos de la Humanidad bajo un mismo techo, y ponerlo a disposición de los estudiosos en cientos de estanterías con salas destinadas a su estudio y discusión tiene una imagen romántica, de búsqueda del conocimiento universal. En su momento de auge, la biblioteca llegó a tener más de novecientos mil pergaminos procedentes de todo el mundo conocido, sistemáticamente clasificados, estudiados y discutidos por alumnos de diversas procedencias y religiones. Después, fue destruida.
No fue hasta la Francia del XVIII cuando los hombres recuperaron la pasión por almacenar, clasificar y procesar el conocimiento universal. El enciclopedismo pretendía transmitir la información de manera eficiente, intentando preservar la esencia y la objetividad según los criterios de la época. Entre 1751 y 1777 se publicaron veintiocho volúmenes y seis tomos de suplemento que resumían el pensamiento de la Ilustración inglesa y francesa mediante textos y dibujos, coincidiendo en el tiempo con la publicación en 1768 en Edimburgo de la primera edición de la Encyclopædia Britannica. Con una primera edición en tres volúmenes que llegaron a treinta y dos en 1985, la Britannica se diferenciaba de L'Encyclopédie francesa por su enfoque conservador. Actualmente posee una cierta reputación de excelencia: contiene setenta y cinco mil artículos con más de cuarenta y cuatro millones de palabras, y una política editorial que asegura que cada artículo es revisado al menos dos veces cada década. En Britannica trabajaban diecinueve editores y más de cuatro mil expertos, y tenía un precio de entre 1.400 y 2.200 dólares según la encuadernación.
En 1993, Microsoft lanzó Encarta, una enciclopedia en CDROM, por sesenta dólares, y la convirtió en pocos años en la enciclopedia más vendida del mundo: ante la imposibilidad de competir, Britannica fue malvendida. Los usuarios ya no valoraban la exactitud de la información, sino su disponibilidad, su facilidad de uso y el atractivo de sus contenidos. Su calidad no era como la de Britannica, pero alteró los atributos valorados por el usuario. En Britannica, el usuario debía recorrer lomos de libros, pasar páginas hasta localizar la definición, y encontrar únicamente un texto. Como mucho, una única ilustración. Frente a eso, Encarta ofrecía una experiencia sencilla, cómoda, entretenida y multimedia.
Wikipedia se fundó en 2001, y su llegada alteró el panorama: cuanto más crecía, más perdía Encarta. Ofertas y recortes de precio no pudieron salvarla: como ocurrió con Britannica, Microsoft quiso ver la gratuidad de Wikipedia como la clave de su popularidad, y no vio como el concepto cambiaba de nuevo. Ahora, una enciclopedia debía ser exhaustiva e inmediata, superar “la prueba del morbo”: si veías la noticia del fallecimiento de un personaje e ibas a Wikipedia, aparecía ya como fallecido. En su última edición, los sesenta y cinco mil artículos de Encarta palidecían frente a los más de 2.7 millones de la Wikipedia. Microsoft cerró el proyecto en marzo de 2009. En pocas horas, la noticia del cierre ya estaba en Wikipedia.
Wikipedia resulta inexplicable y paradójica. Que algo “hecho por cualquiera” tenga calidad desafía nuestras percepciones. El profesor de mi hija tuerce el gesto cuando sus alumnos usan Wikipedia, y califica la fuente de “poco rigurosa”. Sin embargo, Wikipedia es hoy la mejor, más completa y rigurosa enciclopedia del mundo: un artículo de Nature comparó una muestra de definiciones aleatorias de Wikipedia y Britannica, y encontró una media de cuatro errores por artículo de Wikipedia por tres en Britannica. En errores “serios” hubo empate: cuatro por fuente. Las cifras demostraban la fiabilidad de Wikipedia: la diferencia no era estadísticamente significativa. Pero había un factor más: las entradas en Wikipedia son 2.6 veces más largas, lo que mejora el ratio texto/errores a su favor. Considerando que Britannica mantiene un consejo editorial de expertos que escriben y revisan cada artículo, mientras Wikipedia somos cualquiera de nosotros, el resultado es para pensar. Y no porque los editores de Britannica sean malos, sino porque el trabajo de la inteligencia distribuida es insuperable.
¿Ha probado Wikipedia? No me refiero a si ha buscado en ella: eso tiene poco mérito. Edítela: diríjase a la Wikipedia en español – la inglesa es más completa y puede resultar complicado encontrar donde aportar – y busque un término del que sepa más que la media. No busque términos polémicos, esos son objeto de una protección especial. Cuando lo encuentre, lea cuidadosamente su definición, como quien corrige un examen. Busque errores tipográficos, explicaciones incompletas, algo donde pueda aportar sin copiar de otra fuente.
Tendrá que crear una cuenta en la esquina superior derecha: proporcionar una dirección de correo electrónico y validarla. Con ella, haga clic en “Editar”. Verá un lenguaje sencillo, en el que simplemente tiene que escribir y, si quiere un enlace a otra página de Wikipedia, poner dos pares de corchetes. No estropee ni rompa nada, no sea vándalo. Haga su cambio, previsualícelo y grábelo. Sienta lo que significa ser AUTOR de una enciclopedia, aportar su grano de arena a la creación de una obra común. Así se construye Wikipedia: con las aportaciones de miles de autores que saben de un tema concreto, y quieren contribuir. Sobre eso, unos mínimos sistemas de supervisión colectiva, una pirámide de editores que corrigen los temas en los que son expertos, y que revierten daños con un simple clic.
Cuando vea una de esas noticias que pretenden ridiculizar la Wikipedia por sus errores, ya sabe lo que ha sucedido: un “periodista” que no deja que la realidad le estropee una noticia ha entrado en Wikipedia, ha introducido un cambio ridículo, y ha hecho una captura antes de que los editores pudiesen corregirlo. Cualquiera puede hacerlo, pero la mayoría de los errores se corrigen rápidamente. Wikipedia es uno de los grandes éxitos de la sociedad colaborativa, aunque pueda resultar complejo entender qué lleva a una persona a dedicar su tiempo a contribuir a ella. Pero es sencillo: entre todos, estamos reconstruyendo la biblioteca de Alejandría.
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Si después de hacer tu comentario este no aparece, no se trata del espíritu de Dans que anda censurando también aquí, es que se ha quedado en la cola de aceptación. Sacaré tu mensaje de ahí tan pronto como pueda, si bien el supersistema este tampoco me avisa de estas cosas, por lo que tengo que estar entrando cada cierto tiempo a ver si hay alguno esperando. Un inventazo, vaya.