13 enero 2011

Terroristas y ladrones: de la reactividad a la proactividad

Este señor de la foto de la izquierda se llama Manuel Gutiérrez Aragón. Y en una cena ante numerosos testigos el pasado viernes 7 de enero pronunció las siguientes frases: “hay que luchar por la propiedad intelectual y no dar ninguna tregua a los internautas, porque es como pactar con los terroristas”, y “con tanta demagogia a la gente se le olvida de que se trata de una industria y que, por tanto, es como robar en El Corte Inglés”. Así, sin más matices. El señor Gutiérrez Aragón, sin despeinarse lo más mínimo, ha calificado a cientos de miles de usuarios de la red en España nada menos que de “ladrones” y “terroristas”. No sé vosotros, pero yo me siento directamente insultado.

Una primera medida lógica, siendo civilizado y evitando responder al insulto con el insulto, es ignorar completamente a partir de ahora todo producto que tenga la más mínima relación con este señor. Este señor hace películas, como guionista y director: aquí tienes la lista completa. Y las hace presuntamente para que vayamos a verlas tú y yo. Pues que espere sentado. Al insulto se responde, como mínimo, ignorando al que lo profiere y evitando ponerse a su altura.

Pero la segunda medida podría ser diferente, y nos lleva a plantearnos los mecanismos que estamos empleando en esta desigual contienda que se libra entre, por un lado, las entidades de gestión y las industrias dedicadas a la explotación de la propiedad intelectual y, por otro, la gran mayoría de los ciudadanos: hasta el momento, la respuesta ciudadana ha sido siempre reactiva. Es decir, ante una acción de la industria, utilizando los muchos medios a su alcance, bien económicos, de llegada a los medios o al poder político, se planteaba una reacción posterior de los ciudadanos. Ante una denuncia a una página de enlaces, por ejemplo, algunos abogados, de manera loable, hacían esfuerzos para poder llevar ese caso, incluso teniendo en cuenta un importante nivel de riesgo y una posibilidad no despreciable de no poder repercutir sus honorarios profesionales. El colectivo de ciudadanos a los que el señor Gutiérrez Aragón y otros tantos insultan y calumnian carece de estructura y de medios para pasar de la reactividad a la proactividad, para tomar la iniciativa, y esa circunstancia sesga totalmente los resultados del tema en discusión.

¿Hay un delito en las declaraciones del señor Gutiérrez Aragón? No soy abogado, pero en nuestro país ya ha habido condenas en firme a periodistas, ratificadas por el Tribunal Supremo, por algo mucho más sutil: calificar de “impuesto revolucionario” el canon de la SGAE a la hostelería. En este caso, el supuesto de intromisión ilegítima en el honor ni siquiera era contra una persona física, sino contra una persona jurídica. ¿Cabe hablar del honor de una institución? ¿Cabría por tanto hacerlo del de un colectivo? ¿Puede/debe sostenerse jurídicamente una demanda colectiva a este señor en la que se personase como parte acusatoria todo aquel que se haya sentido insultado, y reclamase el correspondiente resarcimiento? Porque si se puede, valdría la pena constituir algún tipo de fondo de defensa jurídica y empezar a utilizarlo.

Que un bando se dedique a calificar al otro de “piratas”, “delincuentes” o incluso “terroristas” con total impunidad es, aparte de muy poco inteligente si quienes están al otro lado son tus presuntos clientes, algo que condiciona enormemente el posible diálogo, una manera de envenenar la discusión, y, sobre todo, una condición de desigualdad e injusticia total si después resulta que quien está al otro lado recurre constantemente a la judicialización de la conversación cuando interpreta insultos hacia su entidad o sus representantes. Pasar de lo meramente reactivo a lo proactivo tiene ventajas evidentes en toda contienda, y más si quienes estamos al otro lado somos más, somos una parte enormemente significativa del conjunto de la ciudadanía. Para empezar una discusión seria en este tema es preciso que quienes utilicen la palabra “piratas” para referirse a los ciudadanos, “robo” para referirse a un comportamiento que los jueces han calificado como no constitutivo de delito, o lindezas similares se vean obligados a afrontar las consecuencias de sus palabras. Los ciudadanos debemos, dado que no nos respetan, hacernos respetar con los medios a nuestro alcance.

Los insultos de Manuel Gutiérrez Aragón no deberían, en una sociedad civilizada, quedar sin respuesta. Esta entrada es la mía, mi derecho al pataleo ante sus insultos. ¿Dónde está tu respuesta? ¿Te vas a quedar tan tranquilo?

(Enlace a la entrada original - Licencia)

3 comentarios:

  1. Que Dans hable de denunciar a alguien por insultar... manda huevos....

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  2. Ah, que ahora leo que lo de Gutiérrez Aragón fue en una conversación privada... el adalid de la libertad de expresión diciendo que hay que demandar a alguien por lo que dice en una conversación privada... madre mía, el nivel de hipocresía de este tipo está batiendo récords!!

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  3. Si bueno...y lo que haga falta por ganarse el aplauso de gente como Gorki, Kringan o Portela, grandes mentes preclaras...Como si lo tuviera difícil, vamos...Patético.

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Si después de hacer tu comentario este no aparece, no se trata del espíritu de Dans que anda censurando también aquí, es que se ha quedado en la cola de aceptación. Sacaré tu mensaje de ahí tan pronto como pueda, si bien el supersistema este tampoco me avisa de estas cosas, por lo que tengo que estar entrando cada cierto tiempo a ver si hay alguno esperando. Un inventazo, vaya.