El jefe del estado de Facebook, uno de los países más poblados del mundo con unos seiscientos millones de habitantes, da la orden de poner orden en su economía y converger hacia una divisa única, los Facebook Credits.
Un primer párrafo indudablemente novelado, pero con tintes interesantes de realidad. La noticia, que constituye oficialmente la salida del régimen de beta del sistema, obliga a los desarrolladores de juegos a utilizar Facebook Credits como única forma de llevar dinero real a la plataforma a partir del 1 de julio de 2011, viene tras más de un año de trabajo y pruebas con los principales desarrolladores – empresas como CrowdStar, Digital Chocolate, Playdom, Playfish o Zynga – que podrían haber sido un obstáculo importante en caso de rebelarse o cuestionar la medida, y da al resto de la comunidad varios meses de margen para sus pruebas.
A nadie escapan las intenciones de Facebook de crear una auténtica economía propia, extendiendo progresivamente el uso de los Facebook Credits ya no solo a juegos, sino a todas aquellas transacciones que tienen lugar en la plataforma. La comisión que Facebook obtiene por el uso de los Facebook Credits, un 30% en el caso de los juegos, es un poderoso incentivo, como también lo es el hecho de que para los usuarios resulte más cómodo gestionar todos sus pagos en un sistema único, un monedero común que disminuya las barreras de entrada. En la hipotética extensión del uso de los Facebook Credits a tiendas de todo tipo de bienes o servicios dentro de la plataforma, punto en el que se concentran las esperanzas de Facebook, esa política de comisiones tendría lógicamente que reformularse: las transacciones dentro de Facebook no están obviamente exentas de tasación en el mundo exterior, y un porcentaje así provocaría un desincentivo importante. Pero la idea de contar con un ecosistema económico desarrollado en el que se generen importantes niveles de consumo tiene un atractivo evidente, y la “divisa Facebook” podría terminar de facto cotizando en el mercado, en un mercado que tendría una obvia afectación por la muy diferente configuración de sus fronteras.
La progresiva configuración de los Facebook Credits como un sistema económico completo está resultando interesantísima. Acudir a la pestaña de Pagos en Mi Cuenta y ver cómo muchos usuarios ya tenemos una pequeña cantidad de Créditos debitada por haber llevado a cabo determinadas operaciones, cómo podemos escoger diversos métodos para rellenar la cuenta o qué divisa principal preferimos como referencia da una idea del potencial, un potencial que sin duda Facebook va a intentar exprimir. En las etapas tempranas del desarrollo de la red, en sistemas como CompuServe, ya tuvimos la oportunidad de probar la idea: dabas los datos de tu tarjeta de crédito una sola vez en el momento de contratar el servicio, y esos mismos datos eran utilizados por cualquier comerciante – en aquella época típicamente revistas, bases de datos, etc. – que ofrecían sus servicios dentro de la plataforma. El sistema, con variaciones evidentes, vuelve, y lo hace con una dimensión tal que replantea su verdadera naturaleza y sus interacciones con la “economía real”. Nos queda mucho por ver en este tema.
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Si después de hacer tu comentario este no aparece, no se trata del espíritu de Dans que anda censurando también aquí, es que se ha quedado en la cola de aceptación. Sacaré tu mensaje de ahí tan pronto como pueda, si bien el supersistema este tampoco me avisa de estas cosas, por lo que tengo que estar entrando cada cierto tiempo a ver si hay alguno esperando. Un inventazo, vaya.