La importancia de las tiendas de aplicaciones en el desarrollo de las diferentes plataformas móviles se ha vuelto absolutamente fundamental: a partir del desarrollo y formidable éxito de Apple con su App Store en junio de 2008, el resto de plataformas se han afanado por construir tiendas similares lo más rápido posible, por conseguir una oferta competitiva de aplicaciones que haga sentir a los usuarios que aquello que necesitan está al alcance de su mano.
Varios factores aparecen como importantes en la percepción de propuesta de valor de una tienda de aplicaciones: en primer lugar, por supuesto, el surtido: nadie quiere una tienda de aplicaciones vacía, o una en la que las aplicaciones más populares y comentadas tardan mucho en aparecer – o directamente, ni aparecen. Para ello, es evidente que el factor verdaderamente relevante no es tanto la propuesta de valor de cara al usuario, sino la que se ofrece al desarrollador: resulta fundamental ofrecer a éstos un ecosistema preparado para generar rentabilidad, bien por vía directa mediante la venta de aplicaciones, o por vía indirecta mediante la publicidad. La supervisión de la plataforma y la popularidad de mecanismos alternativos que permitan obtener aplicaciones por vías irregulares también tienen, obviamente, su importancia. El desarrollador quiere invertir tiempo y recursos en poner su aplicación en una tienda que sea suficientemente popular, con requisitos no excesivamente incómodos, y con resultados.
En este sentido, Apple, a pesar de su muchas veces comentado proceso de aprobación de aplicaciones – lento, incómodo y en ocasiones arbitrario – parece disfrutar de un importante efecto pionero, que le lleva a ofrecer, según datos de octubre del pasado año, más de trescientas mil aplicaciones. En segundo lugar, el Android Market, con un crecimiento importantísimo en número de usuarios y dispositivos derivado de la estrategia multifabricante, afirmaba el pasado noviembre tener doscientas diez mil. En comparación, la BlackBerry App World palidece con alrededor de quince mil aplicaciones en la misma fecha.
Pero además, influyen otras cosas: de cara al usuario, la proporción entre aplicaciones gratuitas o que ofrecen esquemas freemium (prueba o versión limitada gratuita, versión completa de pago) resulta un atractivo fundamental. ¿Cuál es este porcentaje de apps gratuitas, según datos de febrero del pasado año? Un 25% en el caso de Apple, un 24% en el de BlackBerry… y ni más ni menos que un 57% en el caso del Android Market. Un impresionante factor diferencial: mientras un usuario de iPhone, Ipod Touch o iPad puede encontrar, dado el enorme número de aplicaciones disponibles, una apabullante cantidad de programas que instalarse para curiosear con una percepción de riesgo prácticamente nula, uno de BlackBerry se encuentra con muy pocas… y uno de Android, tiene directamente la biblioteca de Alejandría a su entera disposición. Un factor sin duda interesante, porque incide en el balance entre propuesta de valor para ambos lados de la ecuación, desarrollador y usuario, y que por el momento está resultando claramente favorable a Android: despacito, sin haber sido pionera en el concepto ni haber hecho mucho ruido, se va consolidando como la mejor propuesta de cara a usuario, y con una considerable tracción de cara al desarrollador. Veremos cómo evoluciona, pero sin duda hablamos de uno de los factores fundamentales en la carrera por el dominio de la movilidad.
¿Cuál es vuestra experiencia, como desarrolladores o usuarios, con estas tiendas de aplicaciones?
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Si después de hacer tu comentario este no aparece, no se trata del espíritu de Dans que anda censurando también aquí, es que se ha quedado en la cola de aceptación. Sacaré tu mensaje de ahí tan pronto como pueda, si bien el supersistema este tampoco me avisa de estas cosas, por lo que tengo que estar entrando cada cierto tiempo a ver si hay alguno esperando. Un inventazo, vaya.