26 enero 2011

Ley Sinde: ¿hay algo de todo esto que tenga sentido?

La imagen del mito de Sísifo, condenado a empujar el resto de su vida una pesada roca por una empinada ladera para ver cómo, invariablemente, volvía a caer al fondo del valle para volver a empezar, es lo que mejor me evoca el absurdo que estamos viviendo estos días. ¿Qué hacen un gobierno y una oposición empeñados en un “todos a una” para empujar ladera arriba un mal plan que no satisface a nadie ni va a servir para nada?

Por un lado, los medios de desinformación repiten la absurda mentira de que “la nueva ley Sinde ofrece más garantías jurídicas”. ¿De verdad no se dan cuenta de hasta qué punto se desacreditan como profesionales de la información aquellos que no son capaces siquiera de leer el texto de la enmienda antes de salir a desinformar? Que la enmienda incorpore dos jueces por el precio de uno no oculta lo fundamental: que los dos jueces siguen siendo meramente decorativos, que están ahí por cumplir el expediente relegados a un papel sobre el que me extraña sobremanera que el Consejo General del Poder Judicial no tenga nada que decir, que no se les pregunta sobre lo fundamental sino sobre otros aspectos, y que quien realmente condena es la Comisión. La redacción hace un increíble ejercicio de confusionismo, de recurrir a “autorización judicial” donde tiene forzosamente que decir “resolución judicial” y es, en suma, una propuesta idéntica a la anterior, con el (mal) maquillaje de poner “dos jueces por el precio de uno”. ¿La prueba definitiva? El argumentario enviado por el PSOE a sus afiliados, en el que claramente dice “el nuevo texto no supone cambios sustanciales sobre el que figuraba en la Ley”.

Por otro lado, el despropósito de ver cómo un muy buen presidente de la Academia dimite porque opina realmente que la ley es una mala cosa y que sería mejor empezar el proceso de búsqueda de consenso social desde cero, de escuchar al presidente de FAPAE, Pedro Pérez, decir que “el no habría hecho la ley así”, o de ver al mismísimo Esteban González Pons, quien habitualmente tiene mucho que decir en estos temas que tocan la tecnología en el Partido Popular, decir en su página de Facebook que “la ley no merecía pasar”.

¡PERO VAMOS A VER! Si esta ley no gusta ni al presidente de la Academia, ni al presidente de FAPAE (la asociación de productores), ni a muchos miembros del Partido Socialista, ni a muchos del Partido Popular, ni mucho menos al conjunto de la sociedad civil, y encima, podría vulnerar la Directiva Europea de Comercio Electrónico, convertirse en un obstáculo que ponga en peligro el futuro de las empresas digitales en España, o incluso directamente ser anticonstitucional… ¿que #&%$! hacemos que no la archivamos para siempre,e iniciamos un verdadero proceso que pueda llevarnos a mejor puerto? ¡No es tan difícil, en Brasil lo han hecho! ¿Qué estúpido empeño existe por “sacar la ley sea como sea”, aunque sepamos que no va a servir de nada y no va a satisfacer a nadie? Por muchos compromisos que sepamos que existen con “el amigo americano”, ¿puede alguien poner aquí un mínimo de sentido común? Nadie pretende no hacer nada con el tema, se pretende llegar a una solución que ofrezca un mínimo de consenso social, algo que de verdad tenga un poco de sentido…

Queda casi un mes antes de la votación en el Senado. Durante un mes, hay que concentrarse en demostrar a los partidos implicados en el pacto la patente estupidez que están cometiendo, en contra de todo y de todos. Hay que insistir, razonar, argumentar y gritar. Que vean, que palpen, que sientan el descontento que genera la sinrazón. Llamarles, escribirles, presionarles… si estás afiliado, desafíliate. Si conoces gente en el partido, llámales, grítales, dales la lata. Si tienes llegada a algún medio, escribe, habla, dilo alto y claro. Tenemos un mes para evitar que los políticos cometan una estupidez sin sentido. Vamos a darles el mes que se merecen.

(Enlace a la entrada original - Licencia)

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