Túnez está muy cerca de España. Y sin embargo, los ecos de la revuelta que ha terminado con el presidente Ben Ali metido en un avión rumbo al exilio en Arabia Saudí han llegado a nuestro país de manera muy diluida, casi imperceptible.
En el desarrollo de la revolución tunecina hay, como siempre, una muy amplia variedad de factores. Pero sin duda, uno de ellos ha sido el importantísimo papel que la red y los medios sociales han tenido en la explosión y la coordinación de las acciones que llevaron al desenlace final, algo de lo que los medios españoles no se hacen prácticamente eco. Si quieres entender cuál ha sido el papel de los blogs, de WikiLeaks, de Twitter, de Facebook y de Anonymous en el desarrollo de la revolución tunecina, te recomiendo los siguientes enlaces:
- “Tweeting tyrants out of Tunisia: the global Internet at its best“, en ArsTechnica
- “Was what happened in Tunisia a Twitter revolution?“, en GigaOM
- “Did Wikileaks and Twitter cause Tunisia’s revolution?“, en Gawker
Si has leído algún otro buen análisis de este tema, por favor, déjalo en los comentarios. A mí estas tres lecturas me han parecido muy recomendables para que hacerse una idea de ese papel.
¿Revolución Twitter? No, o no únicamente. Pero ojo. Mucho ojo. En un mundo hiperconectado en el que los focos de atención han pasado de estar férreamente controlados a escapar a todo control, determinadas cosas pueden ocurrir con mucha, mucha más facilidad. Antes, la coordinación necesaria para provocar una reacción social generalizada solo podía obtenerse con eventos especialmente dramáticos o con situaciones límite provocadas por una multiplicidad de factores. La coordinación no era sencilla, y de hecho, las revoluciones tendían a caracterizarse por ser sumamente descoordinadas. Pero las cosas han cambiado. En una democracia moderna, la tecnología ya no es una herramienta en manos del poder para controlar al pueblo, sino precisamente lo contrario: una herramienta en manos del pueblo para controlar a quienes ejercen el poder. No, los medios sociales no provocan revoluciones por sí mismos, pero pueden convertirse en un desencadenante de las mismas. Túnez, como Irán anteriormente, no son hechos aislados: son una tendencia imparable.
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Si después de hacer tu comentario este no aparece, no se trata del espíritu de Dans que anda censurando también aquí, es que se ha quedado en la cola de aceptación. Sacaré tu mensaje de ahí tan pronto como pueda, si bien el supersistema este tampoco me avisa de estas cosas, por lo que tengo que estar entrando cada cierto tiempo a ver si hay alguno esperando. Un inventazo, vaya.