Puestos a mezclar una serie de lecturas recientes a modo de coctelera, a uno le pueden salir resultados de lo más curiosos. O cuando menos, intrigantes, de esos que dan para pensar un buen rato.
Unamos piezas: por un lado, el móvil se ha convertido en una pieza fundamental sin la que no salimos de casa, cargado de sensores capaces de transmitir nuestra posición en todo momento, y que pronto será el gestor completo de nuestra identidad. Un dispositivo fundamental que ya tiene su propia delincuencia asociada, para la que empieza a hablarse de estrategias específicas. Pronto, tu terminal será lo único que necesites como medio de identificación, de pago, o para poder entrar y encender tu automóvil, que te conducirá automáticamente a donde quieras ir. Cientos de miles de prestaciones y aplicaciones para que manejes desde tu agenda, tu correo o tus recordatorios, hasta la evolución de tu período menstrual.
A este escenario, sin duda futurista pero ya hemos visto que ma non troppo, añadámosle el componente Minority Report: un artículo de France Presse en The Raw Story afirma que las policías de los Estados Unidos y de algunos otros países ya están adoptando herramientas de software basadas en el análisis predictivo en función de patrones de comportamiento, con el fin último de prevenir crímenes antes de que tengan lugar. No, no es ciencia-ficción: existen programas como CRUSH, Criminal Reduction Utilizing Statistical History, que están ya en uso y se consideran responsable de fuertes reducciones en los índices de criminalidad en ciudades como Memphis, o empresas privadas como PredPol, que colaboran con la policía de Los Angeles. Frente a la intuición y el sexto sentido del policía humano, máquinas capaces de analizar más de 200.000.000 páginas de contenido estructurado y no estructurado, o de calcular calcular 200 millones de posiciones de ajedrez por segundo. Buen momento para volver a ver la película de 2002.
Por otro lado, otro artículo, este en la prensa alemana que puedes ver también citado en Slashdot y en ActivePolitic, en el que se afirma que tras episodios trágicos como los de Noruega o los de Aurora (CO), no tener cuenta en Facebook o una falta de actividad en la misma puede ser un elemento de comportamiento que llegue al punto de convertirte en sospechoso. No, no es que no estar en Facebook te convierta en un asesino. Pero estamos cerca.
El resto de la historia, si quieres, móntatela tú. Pero no digas que creías que era ciencia-ficción. O que no estabas avisado.
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Si después de hacer tu comentario este no aparece, no se trata del espíritu de Dans que anda censurando también aquí, es que se ha quedado en la cola de aceptación. Sacaré tu mensaje de ahí tan pronto como pueda, si bien el supersistema este tampoco me avisa de estas cosas, por lo que tengo que estar entrando cada cierto tiempo a ver si hay alguno esperando. Un inventazo, vaya.