29 julio 2012

Google Fiber y los saltos generacionales

Me ha gustado mucho el enfoque que Business Insider ha dado al lanzamiento de Google Fiber: lo más disruptivo que la compañía ha puesto en marcha desde el lanzamiento de Gmail.

Y es que efectivamente es así: el 1 de abril de 2004, muchos nos quedamos completamente pasmados al ver cómo Google lanzaba un producto gratuito con un almacenamiento de un giga, cuando sus competidores inmediatos de referencia tenían productos similares con únicamente cinco megas. Incluso sin tener en cuenta las prestaciones adicionales y el cambio de planteamiento del correo electrónico como herramienta, la oferta ridiculizaba a su competencia y dejaba claro que estábamos ante un salto generacional, un cambio de dimensión.

Pues exactamente así es el planteamiento de Google Fiber. En este momento, quien más ancho de banda disfruta en servicio doméstico en los Estados Unidos tiene cincuenta megas de bajada y diez de subida por $99.95. Que llegue Google y, aunque sea por el momento en un área geográfica muy limitada (Kansas City, KS), ofrezca cien veces más velocidad por menos dinero ($70 por un giga simétrico, $120 si añades la opción de televisión) y añada además un servicio gratuito de cinco megas de bajada por uno de subida para quien no quiera esa velocidad, y un tera de almacenamiento para todos es algo que no hace más que dejar claro cómo de lentas han sido las empresas de telecomunicaciones tradicionales en la innovación. Cien veces más. Simétrico. Así de sencillo.

El gráfico es perfectamente elocuente: mientras la potencia de computación y el almacenamiento se han multiplicado por muchos órdenes de magnitud, el ancho de banda permanecía estancado con ganancias puramente marginales debido a la actuación de unas  compañías de telecomunicaciones ancladas en modelos del siglo pasado. Pues bien, aquí viene Google con una oferta con la que, además, pretende ganar dinero.

El modelo de Google se basa en un sistema de comercialización proactivo, en un modelo pulllos usuarios interesados deben conseguir que sus vecinos se apunten como clientes, para así conseguir suficiente masa crítica y que el despliegue de fibra llegue a su barrio. Obviamente, el despliegue no va a ser un proceso de hoy para mañana, pero sí deja claros cuáles son los planes de Google: si las empresas de telecomunicaciones tradicionales insisten en que no pueden ser más competitivas y convertir el progreso de la innovación en productos comercializados hacia sus usuarios, Google ofrecerá progresivamente su despliegue a las ciudades o a los países que tengan usuarios interesados en él. Así de ambicioso, y así de lógico para una empresa que gana más cuantos menos obstáculos tienen los usuarios para moverse por la red: telco, o progresas, o te apartas.

La revolución digital es fundamental a la hora de definir qué países cuentan y cuáles no en la carrera por la competitividad y el futuro. Mientras en los Estados Unidos despliegan fibra como la descrita, en Corea y Japón ya forma parte del paisaje urbano habitual, en el Reino Unido la demandan como locos, y en España… nos dedicamos a darle a las empresas de telecomunicaciones todo lo que piden para que vivan cómodamente y sigan evitando el progreso, mientras amenazan con matar la innovación en la red porque afirman que si no es eliminando la neutralidad de la red, no pueden ganar suficiente dinero. Y a esa basura impresentable que acaba de quedar completamente en evidencia algunos mediocres van y la llaman “agenda digital para España“. Así vamos, y así vamos a seguir yendo.



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