Finalmente, el pasado día 21 recibí un correo electrónico de la Secretaría General del Congreso de los Diputados con la confirmación oficial de mi comparecencia ante la Subcomisión de Propiedad Intelectual.
Según consta en el mensaje, el desarrollo de cada comparecencia está previsto que comprenda las siguientes fases: 1) Una exposición por el compareciente durante 10 minutos como máximo, seguida de la formulación de 2) Preguntas por los Diputados durante otros 10 minutos y, para finalizar, 3) La contestación del compareciente por 10 minutos igualmente.
Diez minutos, más preguntas. Este es el tiempo del que dispongo para tratar de transmitir una visión que reinterprete la propiedad intelectual basada en las copias para adaptarla a un entorno digital en el que todos podemos hacer copias, en donde usar el concepto de copia resulta sencillamente absurdo. La comparación resulta como mínimo curiosa si tenemos en cuenta a los demás comparecientes: en total, ocho entidades de gestión de derechos de autor, una coalición que las agrupa y contiene a prácticamente todas ellas y sostiene sus mismas posturas, y varias asociaciones industriales de sectores como cines, diarios, libros, televisiones o fabricación de discos, entre otras, todas ellas directamente interesadas en mantener el concepto clásico de propiedad intelectual y en endurecer las medidas destinadas a su protección.
Diez minutos. Eso es todo. Es interesante pensar que con que simplemente las ocho entidades de gestión y la coalición que las agrupa y representa se hayan coordinado mínimamente en sus posiciones y argumentos como de hecho hacen de manera habitual para sus comparecencias ante medios de comunicación, han dispuesto de un total de hora y media de tiempo para explicar a los representantes de la Subcomisión sus posturas, con posibilidad de dividirse los argumentos, reiterarlos las veces que sea necesario, exponerlos con todo lujo de detalles, ofrecer argumentos múltiples, etc., además de contar con importantes aliados en otras industrias que pretenden sus mismos fines. En estas condiciones, las posibilidades de terminar generando una visión mínimamente revisionista o que de verdad lleve a los componentes de la Subcomisión a replantearse el concepto de propiedad intelectual y su necesidad de adaptarse a los tiempos en que vivimos resulta prácticamente imposible.
El patente desequilibrio de los comparecientes en esta Subcomisión debería llevarnos a pensar en los intereses que rodean este tema, y sobre todo, en los mecanismos en virtud de los cuales un poderosísimo lobby de intereses llega a conseguir que ésto sea finalmente así. En las comparecencias no estarán figuras tan lógicas como las asociaciones de usuarios de Internet, ni ningún experto en propiedad intelectual capaz de plantear posturas revisionistas desde sus aspectos más jurídicos, a pesar de contar con muy buenos expertos en nuestro país. Tampoco habrá empresarios que crean contenidos y manejan información en la red, ni autores que plantean visiones alternativas… prácticamente nada. La presencia de este tipo de visiones, que realmente podrían aportar un mínimo de diversidad en los planteamientos y llevar a la reflexión a los integrantes de la Subcomisión será meramente testimonial. En un foro en el que se toman decisiones que nos afectarán de manera importante a todos en el futuro, un desequilibrio tan manifiesto en la composición de los comparecientes me parece algo verdaderamente peligroso para todos. Y me parece que es muy, muy necesaria una reflexión en este sentido.
En cualquier caso… habrá que estar ahí, e intentarlo. Seguiremos informando.
(Enlace a la entrada original - Licencia)
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Si después de hacer tu comentario este no aparece, no se trata del espíritu de Dans que anda censurando también aquí, es que se ha quedado en la cola de aceptación. Sacaré tu mensaje de ahí tan pronto como pueda, si bien el supersistema este tampoco me avisa de estas cosas, por lo que tengo que estar entrando cada cierto tiempo a ver si hay alguno esperando. Un inventazo, vaya.