Tras un incidente con hackers presuntamente gubernamentales intentando extraer información de cuentas de Gmail de activistas chinos en favor de los derechos humanos, Google anuncia que se replanteará su situación en el país asiático y que en caso de que el gobierno chino no le permita operar dentro de la ley un motor de búsqueda libre de censura, tomará la decisión de abandonar el mercado, cerrando tanto Google.cn como sus oficinas en el país.
En este tema, he tenido oportunidades de hablar tanto con directivos de Google como con activistas y ciudadanos chinos, además de, en ocasiones, la interesante posibilidad de discutir en clase contando con ambas partes: directivos de Google y ciudadanos chinos. Mi impresión es, en primer lugar, que en el creciente desencuentro entre Google y el gobierno chino tiene mucho que ver la salida de Kai-Fu Lee, una pieza clave en la adaptación de Google a la cultura china y en el delicado interfaz con la compleja legislación del país. La habilidad negociadora de Kai-Fu Lee permitió, entre otras cosas, que Google haya operado durante más de tres años en China como un motor de búsqueda infinitamente menos censurado que el resto, extremo que pude comprobar en mis búsquedas desde dentro del país: por norma general – y siendo como soy, por supuesto me dedicaba a “torturar” al motor pidiendo información especialmente “provocativa” – los resultados aparecen en la página, si bien resultan inaccesibles cuando se hace clic sobre ellos (un problema derivado no de la actividad de Google sino de la mítica Great Firewall) o bien, en caso de ser censurados, se informa a los usuarios de tal práctica mediante un mensaje en la parte inferior de la página. Sin embargo, a pesar del bajo nivel de censura practicado (el menor con gran diferencia de todas las compañías occidentales que operan en el país) y de no poder ofrecer determinados servicios para evitar almacenar información de sus usuarios que pudiese ser reclamada judicialmente por el gobierno en su lucha contra la insurgencia, la actividad en China de Google siempre ha sido una causa de malestar para muchos ejecutivos de la compañía, incluyendo al mismo Sergey Brin.
En sus operaciones, Google ha logrado convertirse en el segundo motor de búsqueda del país por participación de mercado tras Baidu (58.4%), con un aproximadamente un tercio del mismo (35.6%, datos del último trimestre de 2009). Sin embargo, todo indica que Google podría estar dispuesto a pagar el previsiblemente elevado precio en su cotización que significaría el abandono del mercado chino, a cambio de la oportunidad de jugar un papel instrumental en el avance de las libertades en el país asiático: más allá de ser la compañía extranjera con más éxito en China, no es aventurado afirmar que la presencia de Google en China ha convertido a la empresa en un importante símbolo: los más de ochenta millones de usuarios que al menos una vez a la semana entran en Google y los cuarenta millones de leales usuarios diarios de Google en China son sin duda los más activos del total de los 338 millones de usuarios del país, y forman parte de las minorías universitarias, intelectuales e innovadoras más implicadas en el progreso de la industria china y más significadas en contra de la censura gubernamental. En China, la presencia de Google es, para muchos usuarios, un símbolo, y su salida del país sería vista por esos usuarios como una catástrofe que provocaría sin duda un importante malestar que se expresaría en forma de presiones al gobierno. Un gobierno cuya principal preocupación es guardar el equilibrio entre la inevitabilidad de una creciente apertura, y el nivel de control y velocidad con la que se produce la misma.
La estrategia de Google ha sido entrar en el país, crecer, convertirse en un elemento de influencia, hacerse fuerte en el país, y ahora, utilizar esa fuerza para intentar generar un cambio en China. A estas alturas, se puede garantizar que la decisión de Google de abandonar China resulta cualquier cosa menos indiferente para el gobierno chino, y que pone a éste además en una complicada situación. Veremos cómo evoluciona la situación.
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Si después de hacer tu comentario este no aparece, no se trata del espíritu de Dans que anda censurando también aquí, es que se ha quedado en la cola de aceptación. Sacaré tu mensaje de ahí tan pronto como pueda, si bien el supersistema este tampoco me avisa de estas cosas, por lo que tengo que estar entrando cada cierto tiempo a ver si hay alguno esperando. Un inventazo, vaya.