El dilema alrededor del Flash de Adobe, reavivado a partir del lanzamiento del iPad, está dando mucho de sí. Por un lado, los debates con respecto a si el iPad lo soporta o no lo soporta. Por otro, la campaña de Adobe pretendiendo mostrar la enorme cantidad de páginas web (incluyendo las porno) que los usuarios del iPad se perderían si el dispositivo no tuviese la capacidad de soportar Flash, un plugin habitualmente instalado por un 95% de los usuarios de la web. Para Adobe, la falta de soporte de Flash es un broken link en la plataforma que acabará determinando su fracaso.
En paralelo, Microsoft con su Silverlight, un plugin similar con un nivel de implantación mucho menor, pero que está haciendo enormes apuestas por su desarrollo mediante el patrocinio de eventos de primer nivel como las Olimpiadas de Invierno o el Red Bull Stratos. Y finalmente, Google, que junto con la propia Apple está empujando fuertemente el desarrollo de HTML5 como forma de dotar a la web de estándares abiertos capaces de suplir la funcionalidad provista por los anteriores, y experimenta con su implantación en sitios como YouTube.
El Flash de Adobe (antes Macromedia Flash) es una plataforma de enorme ubicuidad en la web. Es utilizada por millones de sitios web y por muchísimos desarrolladores: programar en Flash tiene unos costes de entrada relativamente bajos, y existe una gran disponibilidad de tutoriales y cursos gratuitos de autoaprendizaje en la web. A nadie se le escapa que dar soporte a Flash dentro del iPad generaría una enorme competencia para los desarrolladores de aplicaciones de la plataforma, al propiciar la llegada repentina de un enorme repositorio de juegos y contenidos de todo tipo. Pero Flash no está tampoco exento de problemas: para muchos, Flash representa el barroquismo, el uso de contenidos que evocan mucho más la unidireccionalidad de la televisión que la bidireccionalidad de la web, conceptos de interacción con el usuario vinculados a usabilidades reducidas que se saltan los estándares habituales en la web, e imposibilidad de indexación en los motores de búsqueda. Flash es sin duda una plataforma con enormes posibilidades, pero precisamente por eso ha sido utilizada en demasiadas ocasiones para crear sitios con usabilidad como mínimo cuestionable, y que además son habitualmente mal indexados por los buscadores. En mis cursos con empresarios, el uso de webs desarrolladas mediante Flash se suele identificar con un error: deslumbrados por el aspecto vistoso, muchos empresarios optaron por este tipo de webs que posteriormente devienen en páginas con un nivel de actualización habitualmente nulo y una deficiente indexación. En los sitios identificados con la llamada Web 2.0, el uso de Flash suele ser nulo o muy reducido. Para muchos, Flash es, a día de hoy, una plataforma del pasado.
¿Merece Flash, con todos sus problemas, sobrevivir a la nueva generación de sitios web y dispositivos de acceso? Por el momento, Flash ha estado distintivamente ausente de la mayoría de plataformas móviles, una situación que podría cambiar con la versión 10.1 que pretende presentar en el próximo Mobile World Congress de Barcelona, dentro de quince días, que parece anunciarse como mucho más económica en el uso de memoria y batería. ¿Pasará Google a empujar Flash como plataforma de desarrollo para móviles, para así luchar contra el empuje de una App Store de Apple que hasta ahora le ha ganado claramente la partida? ¿Conseguiría en ese caso crear una plataforma alternativa que ofreciese a los desarrolladores la misma capacidad de monetización que ofrece la de la marca de la manzana, con un parque instalado superior a los cien millones de dispositivos? Por el momento, la mayoría de desarrolladores parecen inclinarse por no incluir Flash en sus planes de futuro, una perspectiva que obliga a Adobe a echar el resto en su campaña: de los posibles aliados, solo Google parece suficientemente solvente: Nokia es a estas alturas “el teléfono de los pobres” (el líder de los “teléfonos que la gente usa solo para hablar por teléfono”), el que nunca verás en manos de un influenciador o usuario avanzado de la web, y RIM, pese a su amplia base de usuarios, sigue sin proporcionar una experiencia de navegación comparable a la de Android o Apple.
Personalmente, nunca me ha gustado Flash, y la idea de una plataforma abierta basada en HTML5 me seduce mucho más. Pero la base instalada de aplicaciones y desarrolladores no hace fácil ni recomendable ignorar su existencia. A estas alturas, la complejidad competitiva es casi más política que tecnológica. El panorama merece un seguimiento: en poco tiempo pueden pasar muchas cosas. Habrá que estar atentos.
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Si después de hacer tu comentario este no aparece, no se trata del espíritu de Dans que anda censurando también aquí, es que se ha quedado en la cola de aceptación. Sacaré tu mensaje de ahí tan pronto como pueda, si bien el supersistema este tampoco me avisa de estas cosas, por lo que tengo que estar entrando cada cierto tiempo a ver si hay alguno esperando. Un inventazo, vaya.