09 septiembre 2012

Las verdaderas batallas de la red

La tramitación de la Communications Data Bill en el Reino Unido se está convirtiendo en un reflejo perfecto de la batalla más importante en la red en nuestros días: la que se juega en torno a su control por parte de los gobiernos.

Una ley que pretende establecer un panóptico de visibilidad total que permitiría a la policía y a los servicios de seguridad monitorizar de manera continua a través de los proveedores de servicios toda la actividad electrónica de los ciudadanos: conversaciones telefónicas, mensajes de correo electrónico, SMS, registros de telefonía móvil, localización, visitas a páginas web, etc. en tiempo real. Una legislación similar a la que el anterior gobierno laborista intentó introducir en el año 2006 y que fue rechazada con fuerte oposición, pero que ahora, en un escenario tecnológico lógicamente más avanzado, pretende reintroducirse con supuestas garantías de supervisión judicial.

No, la supervisión judicial no es la solución. Lo que no puede hacerse es criminalizar apriorísticamente a todos los ciudadanos y monitorizarlos “por si acaso”. La democracia no funciona así. Mantener bases de datos sobre las actividades cotidianas de los ciudadanos lleva invariablemente a problemas, porque la seguridad de toda base de datos puede ser violada – como recientemente pudo demostrarse con la publicación de un millón de datos de usuarios de Apple - y porque solo llevará a una escalada en las tecnologías de cifrado y en su extensión a todos los niveles.

En este tema es crucial mantener una posición clara e inequívoca: el “como yo no hago nada malo, no me importa que me espíen si así cogen a los malos” es un razonamiento viciado en su base, que debemos descartar de manera inmediata. No, el hecho de que existan terroristas, narcotraficantes o pederastas no justifica bajo ningún concepto su uso a modo de “jinetes del Apocalipsis” para justificar una vigilancia sobre todos los ciudadanos. La frase de Benjamin Franklin es inequívoca en este sentido y la hemos recordado ya en infinidad de ocasiones:

They who can give up essential liberty to obtain a little temporary safety, deserve neither liberty nor safety.

(Aquellos que admiten perder la libertad esencial por obtener un poco de seguridad temporal, no merecen ni libertad, ni seguridad.)

En una democracia, la tecnología tiene que servir para que los ciudadanos puedan controlar a su gobierno y a sus políticos, nunca al revés. En los Estados Unidos, tras el 11S, la batalla parece perdida: el país es a día de hoy una gigantesca jaula de hamsters en la que el gobierno puede hacer lo que quiera, espiar a quien quiera y seguir a quien le dé la gana sin supervisión judicial alguna ni miedo a represalias. En otros países, como España, la supervisión de la democracia es tan débil, que este tipo de cosas tienen lugar sin que siquiera existan mecanismos de control ni debate al respecto: el ciudadano casi “asume” de manera borreguil que “el gobierno, por serlo, puede hacer lo que le dé la gana”. Solo un minúsculo escalón por debajo de otro grupo de países ya directamente no democráticos, en los que cuestiones como la religión o el totalitarismo son usadas para justificar cualquier cosa.

En el Reino Unido, las cosas podrían ser diferentes. En el lado crítico, personas tan brillantes como el mismísimo Tim Berners-Lee o Jimmy Wales, que no solo ha expuesto de manera vehemente su postura ante los parlamentarios y los ha tildado de ignorantes tecnológicos, sino que incluso ha llegado a amenazar con cifrar la Wikipedia si la ley es aprobada para impedir cualquier intento de monitorización de sus usuarios. Con el tiempo y la perspectiva, acabaremos agradeciendo más a Jimmy Wales su valiente postura contra este tipo de leyes que el haber creado esa mismísima Wikipedia que todos adoramos.

Este tipo de leyes van directamente contra la privacidad y la democracia, y además, no van a funcionar. Todo gobierno, por principio, pretende un mayor nivel de control de sus ciudadanos, pero es completamente legítimo que los ciudadanos, en ejercicio de sus derechos, pretendan impedirlo. Es importantísimo que tengamos clara nuestra postura en este sentido.



(Enlace a la entrada original - Licencia)

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