15 diciembre 2011

Boicotear el cine español no es una postura ideológica: es simplemente lógica

Hoy he lanzado un tweet anunciando que no volveré a pisar una sala de cine mientras Enrique González Macho siga siendo presidente de la Academia de Cine. Es una opción puramente personal: tras las declaraciones de su presidente, Enrique González Macho, en las que califica a los usuarios de internet como “esos delincuentes”, afirma de manera falaz que “los españoles son los reyes de la piratería en el mundo” y pide “la intervención del tío Sam con el séptimo de caballería para arreglar esto”, considero que lo mejor que puede ocurrirle al cine español es que los españoles abandonen las salas de cine y no vayan a verlo.

Lo sé, suena a “tratamiento de choque”, y como todas las generalizaciones, es injusta. En el cine español hay personas que no piensan como este tipo, e incluso que dimitieron del mismo puesto que él por no estar de acuerdo con esos pensamientos. O que entienden perfectamente que la red y la relación con el público es el presente y es, sobre todo, una oportunidad, no una amenaza.

Pero Enrique González Macho es, en su papel de presidente de la Academia de Cine, quien representa al cine español, elegido por una amplia mayoría de quienes participan en esa industria a pesar de decir claramente que “Internet tiene una función parasitaria” y que “no es el presente”. Fue precisamente la persona que “la gente del cine” eligió tras la dimisión de Alex de la Iglesia, quien había iniciado una prometedora vía de diálogo, un acercamiento progresivo basado en la disponibilidad en la red. Todas esas intenciones, todos esos buenos propósitos e ideas constructivas han muerto desde la llegada de Enrique González Macho. De nuevo, la generalización es mala y no todo el cine español es Enrique González Macho. Pero si no quieren ser como él y caer bajo el paraguas de sus palabras, deberán demostrar que quieren estar del lado de su público y retirar su confianza al presidente de su Academia.

Enrique González Macho quiere persecución, insultos, gente en la cárcel, leyes más estrictas y policías por todas partes. No quiere jueces, porque le molesta que no opinen como él. Pretende llevar gente a los cines a base de insultos, de acoso, de pisotear sus derechos fundamentales. Poco le importa que el Tribunal de Justicia de la Unión Europea diga que eso no se puede hacer, o que gobiernos como el suizo o el austríaco hayan demostrado con sendos estudios que las descargas no afectan negativamente a la industria. Él prefiere seguir engañándose a sí mismo y creyendo que engaña a otros con cifras demenciales y absurdas, como los once mil millones de euros que asegura obstinadamente que la industria deja de ingresar. De poco le sirve que las estimaciones que insiste en manejar hayan demostrado ser más falsas que Judas, que estén manipuladas e infladas hasta por descargas que se hacen desde la propia industria, que supongan que cada descarga es una venta perdida o que cuestionen de todo punto el sentido común. González Macho prefiere seguir con mentiras y manipulaciones que le separan de su público, de aquellos a los que insulta y que se supone que eran los que debían acudir a las salas.

¿Qué es lo mejor que puede ocurrirle al cine español a día de hoy? Que el público abandone las salas de cine. Que la gente del cine vea claramente  que el hecho de que Enrique González Macho sea quien les representa al frente de la Academia de Cine es un claro pasivo, algo enormemente perjudicial para su industria. Que sin espectadores, por muchas subvenciones que consigas para tus películas, no hay industria real: es todo una farsa. Que tener a Enrique González Macho donde está equivale a insistir en una vía que ha provocado mucho daño ya. Que es preciso cambiar la dirección de todo esto. Que no hay ninguna posibilidad de que el cine español salga adelante si no es consiguiendo una asociación entre quienes lo crean y su público, generando una dinámica positiva en la que sean los espectadores los que contribuyan a hablar de las películas, a recomendarlas, a comentarlas con sus amigos en las redes sociales. Una industria, sea la que sea, no puede sobrevivir si no se orienta a sus usuarios. Pretender que a tu industria le vaya bien con declaraciones tan demenciales y paranoicas como las de Enrique González Macho es algo que demuestra una absoluta falta de sentido común.

Lo dicho: no volveré a pisar una sala de cine para ver una película española mientras este sujeto siga siendo presidente de la Academia de Cine. Es mi decisión, es mi cartera, y como cliente, tengo poder de decisión sobre lo que quiero hacer con mi dinero. No pretendo que hagas lo mismo que yo, o que esto se convierta en un boicot masivo: cada uno es libre de tomar sus decisiones con respecto al consumo de cultura y entretenimiento. Por mi parte, solo cuando vea otra actitud en la industria, otra forma de ver las cosas, otras posiciones y otros liderazgos, me podré plantear un cambio de opinión. No es una postura ideológica, no rechazo el cine, ni a quienes viven de él, ni deseo que la industria se hunda, ni nada por el estilo. Es, simplemente, lógica: no comprar a quien sistemáticamente me insulta. Mientras tanto… un par de tomatazos a la Academia, y mi adiós al cine español.

(Enlace a la entrada original - Licencia)

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