06 diciembre 2011

#cuatrotuiteros: cuando los políticos ven que las tornas han cambiado

Unas absurdas declaraciones de Joan Navarro, Vicepresidente y Director Senior de Asuntos Públicos de Llorente y Cuenca hechas en El País, en las que se reconoce como “uno de los principales impulsores de la ley Sinde”, y califica a los que nos oponemos a dicha ley de “cuatro twiteros con el apoyo de unos pasmados medios de comunicación”, desencadenan una tormenta en Twitter que lleva a que la etiqueta #cuatrotuiteros se convierta, en un tiempo récord, en trending topic a nivel mundial. La cuestión, la verdad, no tenía desperdicio: en un solo y desafortunado texto, Navarro conseguía el récord de insultar a los que se oponen a la ley Sinde, a los medios y a los políticos; y de mentir con respecto al apoyo de la UE, el Consejo Fiscal, el CGPJ y el Consejo de Estado.

El tema, recogido por medios como El Economista, La Información, GQNación Red, El Semanal Digital, El Referente o ADSLZone, llama la atención por su valor como indicador: el trending topic #cuatrotuiteros subió en menos de una hora, fue completamente distribuido, y se mantuvo en la lista de temas para España durante el resto del día, con picos de más de dos mil actualizaciones a la hora. La evidencia es clara: los que son cuatro, son ellos. Los defensores de la censura, de los procesos que incumplen la tutela judicial efectiva, de las represalias por vía de comisión administrativa, de la indefensión jurídica, los cómplices de los infinitos escándalos de corrupción de la SGAE. Los que se llenan la boca al decir “eso es delito” aunque los jueces, que son quienes realmente deben definirlo en un estado democrático, insistan en que no hay delito de ningún tipo. Ellos sí que son cuatro, y cada día más aislados.

Por mucha llegada a los políticos que tengan, la evidencia es clara: son muy pocos, y son muy mala compañía. Si todo lo que puedes hacer por tu causa es poner titulares ruidosos en los diarios de tu propiedad y contratar a conseguidores y a lobbistas “expertos en comunicación”, es que a tu causa tiene poco que defender, porque sencillamente, es indefendible. Y ahora, además, sabemos que van completamente a contracorriente: ni el tribunal de justicia europeo, ni la comisaria Kroes, ni el estado suizo, ni el austríaco, ni una cantidad cada vez mayor de políticos amantes del sentido común aprueban que los derechos de autor sirvan, en lugar de para reconocer y remunerar a los autores, para enriquecer a los intermediarios que los explotan y para criminalizar absurda e inútilmente a la ciudadanía. Llega un punto en que ni las sobadas amenazas de la embajada de los Estados Unidos con una “Lista 301″ más falsa que un euro de madera surten efecto, porque sabemos que por grandilocuente que suene, la Lista 301 no es más que una herramienta hecha por la industria para reclamar a los estados una legislación más favorable, más prebendas y más privilegios. Por no ser, ni siquiera es cierto que la cultura aporte a nuestro PIB lo que algunas dicen que aporta (y es más, podría aportar bastante más si se pudiese popularizar más gracias a una legislación de propiedad intelectual más adecuada). El PIB que genera internet es mucho más estratégico e importante.

¿Los argumentos de la contraparte? Los de siempre. Todos esos tópicos manidos sobre “el todo gratis”, “la música que se muere”, “hay que proteger la cultura”, los parásitos”, “la piratería”, “la pérdida de puestos de trabajo”, “no robarías un coche”… igual de falsos y falaces que lo han sido siempre. Acabo de tener un ataque coordinado de team-trolling en mi página de Facebook, y ha sido exactamente eso: ni un solo argumento nuevo o mínimamente creíble, solo la basura habitual. Está claro: mientras a los defensores de la visión renovadora de la propiedad intelectual, el tiempo nos va dando indefectiblemente la razón, los de la caverna del copyright no han hecho sus deberes y siguen con los mismos argumentos desacreditados de siempre.

La ley Sinde era un engendro jurídico, una basura liberticida de primer nivel. Lo que hay que hacer con la ley Sinde no es reglamentarla, sino derogarla. Tirarla a la basura. Porque una amplísima mayoría de la sociedad española, además de juristas, economistas, profesores, políticos, directores de cine, el Tribunal Superior de Justicia Europeo, la Comisaria Europea para la Agenda Digital, los estados suizo y austríaco, y hasta alguno más de #cuatrotuiteros exigen que así sea.

Que la ley Sinde y las libertades en la red son casus belli para la ciudadanía ha quedado más que demostrado, por si no lo estuviese ya conociendo el papel central que jugó dicha ley en el inicio de los movimientos que devinieron en el llamado 15M. La resistencia sigue ahí: no solo somos muchos más que ellos, sino que además, nos acompañan la razón y los argumentos. Veremos como aplica su buen juicio el gobierno entrante en este tema.

(Enlace a la entrada original - Licencia)

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