En los convulsos tiempos que vivimos en el tema de la propiedad intelectual, es interesante ver aparecer propuestas diferentes y renovadoras en este sentido frente a amenazas, persecuciones, cánones y cierres de páginas.
Es el caso de la propuesta que acaban de lanzar desde la Asociación de Autores y Compositores Canadienses: “Let’s make the box bigger with filesharing“, que propone legalizar los sitios de intercambio de archivos porque más de diez años de lucha han demostrado que no tiene sentido seguir intentando eliminarlos y porque millones de amantes de la música en todo el mundo los utilizan, pero proponiendo un sistema de licencias que pagarían aquellas personas que los quisieran utilizar. No es perfecta, pocas cosas lo son, pero merece un estudio y un comentario cuidadoso.
La propuesta, sometida a discusión en el blog de la asociación y detallada en esta página, dice tomar como modelo los sistemas de gestión colectiva de derechos y los modelos de tarificación de la televisión por cable. La idea consistiría en proponer un sistema de licencias voluntarias frente a uno de cánones indiscriminados y obligatorios (ante el cual la asociación ya se había posicionado abiertamente en contra), combinado con sistemas de estimación de demanda de probada eficacia del tipo de los ya utilizados desde hace tiempo por empresas como BigChampagne, con el fin de repartir los ingresos entre los artistas cuya música es descargada o consumida.
No está, como comentábamos, exenta de problemas: cuestiones como la supervisión o el control de las infracciones por parte de los proveedores de acceso a internet son sumamente discutibles y muy complejas, dado que en el sistema propuesto serían dichos proveedores los que ofrecerían el acceso en forma paquetizada y recolectarían el pago tras deducir una comisión razonable. Sería como declarar a tu proveedor de acceso tu intención de utilizar sistemas de descarga de contenidos o no hacerlo, y que tu proveedor te cobrase o no la tarifa correspondiente en función de ello. El conflicto en este sentido es claro: como consumidor, podría aceptar pagar una licencia razonable si ello conlleva tener acceso a cualquier contenido mediante cualquier tecnología desarrollada o por desarrollar, pero aceptar la supervisión y monitorización de mi tráfico por parte de mi proveedor de acceso para comprobar si infrinjo es algo muy diferente. Por otro lado, seguiría existiendo la posibilidad de cifrado o de uso de VPNs, que algunos usuarios podrían utilizar para intentar escapar al control.
Sin embargo, cabe destacar la actitud en este sentido de la asociación parece positiva cuando afirma que hablamos más que nada de una cuestión de precios: aunque afirma no estar en una posición para proponer un precio, menciona expresamente la frase “por el precio de una taza de café al mes, la mayoría de los ‘piratas’ podrían transformarse en participantes en el renacer de la industria de la música”, mientras estima que el porcentaje calculado de infractores estaría por debajo del 20%. La idea parece ser proponer un sistema suficientemente barato y sencillo como para que el incentivo para intentar escapar del mismo fuese muy escaso. Y todo ello sin introducir ningún tipo de cambio en los hábitos que el usuario ya tiene desarrollados.
Mucho que estudiar, mucho que matizar, mucho que negociar. Pero al menos, reconocimiento de cuestiones evidentes (el sistema P2P es decididamente lo mejor que se ha desarrollado y pretender luchar contra él resulta completamente estéril), y una actitud de cara al usuario marcadamente diferente.
(Enlace a la entrada original - Licencia)
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Si después de hacer tu comentario este no aparece, no se trata del espíritu de Dans que anda censurando también aquí, es que se ha quedado en la cola de aceptación. Sacaré tu mensaje de ahí tan pronto como pueda, si bien el supersistema este tampoco me avisa de estas cosas, por lo que tengo que estar entrando cada cierto tiempo a ver si hay alguno esperando. Un inventazo, vaya.