06 diciembre 2012

Indicadores del fin de la era del papel

Cada vez más indicadores apuntan al fin de la era papel: por un lado, como este artículo de TechCrunch indica, surge toda una nueva clase de consumidores que renuncian al papel en mayor o menor medida, desde radicales como el autor del artículo o yo mismo, hasta procesos más o menos graduales de sustitución, pero que apuntan en la misma dirección.

Cada día más, resulta perfectamente posible una vida sin papel en todo lo relacionado con el acceso a la información. Los libros se ven ventajosamente sustituidos por su equivalente electrónico ganando en portabilidad y, sobre todo, en gestión de información: los subrayados o las notas que antes se tomaban al margen se sustituyen por páginas en la web en las que los usuarios pueden almacenar y compartir lo que más les ha interesado o llamado la atención en un libro, lo que posibilita una optimización de su reutilización en todos los sentidos.

Pero no son únicamente los libros: los periódicos, las revistas, las entradas, las tarjetas de embarque, las fotografías, el dinero, los ficheros, los archivos jurídicos… lenta pero consistentemente, estamos dando paso a una auténtica sociedad paperless, con usos cada vez más restringidos a lo puramente nostálgico y una clara distinción entre los que usan los nuevos medios electrónicos, rodeados de ventajas en términos de utilidad, y los que no saben, pueden o quieren hacerlo.

El último episodio interesante en el avance hacia el fin del papel lo propone de nuevo Amazon con un producto destinado a crear ávidos usuarios para su Kindle a partir de la más tierna infancia: una tarifa plana con un precio muy contenido que proporciona a los niños entre tres y ocho años acceso ilimitado a todo lo que quieran leer, en un repositorio adecuado a su edad que evita que se lleven sorpresas desagradables, y que les permite consumir cuanto quieran. Una generación de padres preocupados porque sus hijos lean es el fermento perfecto para que un producto así funcione: por tres dólares al mes, tu hijo puede leer todo lo que quiera en su tablet, en un formato atractivo y con una estantería ilimitada. La idea, lógicamente, es que los niños lleguen a la edad en la que comienzan a tomar sus propias decisiones sobre qué leer y cómo hacerlo, completamente acostumbrados a la lectura electrónica. Una deriva generacional que ya de por sí no era muy necesaria si consideramos la afinidad de los niños por lo electrónico, pero que procura asegurar un suministro de clientes jóvenes completamente hechos al hábito, que ni siquiera hayan pasado páginas de papel desde sus primeras lecturas.

Nos estamos acercando cada día más al fin de la era del papel. Todo indica que los arqueólogos del futuro van a tener pocas cosas físicas que excavar. Esperemos que al menos encuentren nuestros servidores, nuestras tarjetas de almacenamiento y nuestros discos duros… y sean suficientemente buenos hackers para poder acceder a su contenido!



(Enlace a la entrada original - Licencia)

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