12 diciembre 2012

La batalla de los filtros y las incompatibilidades

La llamada “batalla de los filtros” entre Instagram, Twitter y Google tiene mucho de lógica: el meteórico crecimiento y la fidelidad que los usuarios muestran ante la primera de ellas despierta la envidia de sus competidores, y ven en ella un servicio no tan complejo: después de todo,  el software de retoque fotográfico posee ya una amplia tradición bajo múltiples interpretaciones,  y la fenomenal Aviary hace tiempo que comercializa prestaciones similares en un kit de desarrollo preparado para su integración en otros servicios.

Pero también está mostrando muchos aspectos de falta de lógica, o de falta de estilo competitivo: en ese sentido, estoy completamente de acuerdo con este artículo de MIT Tech Review titulado Twitter, Instagram and the internet of (disconnected) things”: cuando ves que por culpa de una razón estratégica ya no puedes hacer tranquilamente una fotografía y compartirla en una red social, o cuando alguien se pierden en medio de Australia con riesgo para su vida porque una empresa ha decidido, también por razones estratégicas, hacer incompatibles unos mapas que eran perfectamente funcionales y sustituirlos por otros que no lo son, es el momento de empezar a perder la fe en el futuro, en el progreso tecnológico, y en la estrategia como tal.

Puede parecer poco importante, pero es una cuestión de actitudes. Hay empresas que nunca plantean ese tipo de jugadas, y otras que, por el contrario, sí las hacen. Y el resultado final, independientemente de la gravedad puntual del hecho, es malo. Esto no es lo que nos habían contado. Alguien que, por culpa de un plan estratégico, genera de manera premeditada ese tipo de incomodidades a sus usuarios, merecería perder el favor de los mismos. Ofrecer tus productos en cuantos más sitios mejor es algo que entra dentro de lo razonable. Tratar de mejorar las prestaciones que ofrecen los productos de la competencia no solo es competitivamente sano, sino que además favorece el progreso. Pero restringir la compatibilidad intencionadamente entre productos que la tenían anteriormente es una mala jugada, una falta de estilo que tus clientes deberían hacerte pagar. Competir, de acuerdo. Pero cerrar lo que estaba abierto y restringir posibilidades que tus usuarios ya asumían como lógicas me parece, sencillamente, un error.



(Enlace a la entrada original - Licencia)

0 comentarios:

Publicar un comentario

ATENCIÓN: Google ha metido en Blogger un sistema antispam automático que clasifica como spam casi lo que le da la gana y que no se puede desactivar.

Si después de hacer tu comentario este no aparece, no se trata del espíritu de Dans que anda censurando también aquí, es que se ha quedado en la cola de aceptación. Sacaré tu mensaje de ahí tan pronto como pueda, si bien el supersistema este tampoco me avisa de estas cosas, por lo que tengo que estar entrando cada cierto tiempo a ver si hay alguno esperando. Un inventazo, vaya.